Santiago.
El apartamento de Daniela era mucho más pequeño que como lo recordaba. Aquí casi siempre teníamos nuestros encuentros. Lo cuales dejamos porque su novio de 5 años había regresado de trabajar durante 2 años en China.
En ese tiempo tuvieron una relación a distancia. La cual por razones obvia ella no respetaba y al parecer, el tampoco.
Durante un año Daniela y yo nos estuvimos viendo hasta que me confeso que tenía un novio desde hace 5 años. Que regresaría pronto. No me importo, él nunca se enteraría. Y ella solo me llamaba cuando él no estaba, se notaba que él no hacia las cosas bien porque para que su novia me buscara siempre.
Hasta que deje de llamarla, era claro que no era algo serio.
Ella saco las copas mientras nos sentábamos en el sofá, Daniela se había desmaquillado.
Su color de piel no era completamente blanco, era como bronceada, pero de forma natural y no artificial como lo hacían muchas chicas que querían ese bronceado tan deseado de verano.
–Brindemos por esta noche. - dijo en seguida.
–Por qué?.- pregunte.
–Porque disfrutaremos como se debe. - las mujeres podían ser muy persuasivas cuando querían algo.
Brindamos. Pero no fue más que un trago para que ya Daniela estuviera encima de mí.
Las ganas y el deseo sexual entre nosotros era de otro mundo. Mis manos pasaban suavemente por su cabello.
Mientras nos parábamos y le quitaba el vestido, debajo tenía un ligero.
Ella siempre le gustaba ser juguetona con el sexo. Quería arrancarle todo lo que tenía puesto de un tirón.
Me dejo sin habla cuando volteo y en su parte trasera plug anal de conejito.
–Te gusta jugar mucho no?- le pregunte mientras pasaba mis manos por sus glúteos.
–Siempre. - me tomo de la mano y me llevo al cuarto.
Me lanzo en la cama y me quito la camisa en un cerrar y abrir de ojos. Después le arranque el ligero y todo lo que nos estorbaba.
No hacía falta describir esta sensación, fue más que perfecto. Por fin un día bueno para mí.
El sexo entre ella y yo era rudo. Como le gustaba y a mí me encantaba.
Me hizo un oral como los dioses. La empujaba un poco más, ella quería todo de mí y eso se lo provocaba yo.
La tomé por el cabello y poco a poco fui introduciéndome. Entre nosotros no hacía falta caricias intimas, flores o noches de amoríos. Así me gustaban las mujeres, directas, claras. Maduras.
Sentía la presión de nuestros cuerpos uno contra el otro. Nuestros gemidos de placer y nuestras manos en todas partes. Por un momento hasta sentí que todos nos escuchaban allá afuera, pero eso, no importaba.
Y el cuarto ya desprendía el olor a sexo, perfume, rosas y látex.
A Daniela, le gustaba el sexo de todas las maneras y lo disfrutaba, las mujeres no podían sentir tabú o sentirse limitadas por no disfrutar del sexo. Todas tenían que ser así, no sentir pena de disfrutar de algo que daba tanto placer.
El coito normal era exquisito y el coito anal tampoco se quedaba atrás.
Nuestros cuerpos se fueron agotando poco a poco hasta llegar al éxtasis juntos. Agotados y soltando un último alarido.
El cuerpo de ella yacía encima del mío, descansábamos después del todo el agotamiento. Su cabello estaba por todos lados y olía de una forma exquisita.
No entendía como su novio no le daba el placer que necesitaba.
¿Acaso veía la mujer que tenía al lado?
Daniela podía tener a cualquier hombre comiendo se sus manos.
De inmediato de la puerta del apartamento comenzó a salir rechinidos como si alguien estuviera entrando.
Ella se paró de un salto.
–Llego mi novio. - dijo nerviosa.
–Pensé que no vendría hoy. - dije tranquilamente.
No estaba asustado. Ni nervioso.
–Yo también lo creía. - se puso una bata amarrada en seguida.
–Ponte la ropa y escóndete. - obviamente eso era algo que yo no haría.
Ella desapareció tras la puerta.
–Hola amor. - escuche yo en el cuarto.
–Hola princesa. - dijo el.
Comenzaron a hablar más bajo, casi no podía escuchar.
Daniela vivía sola, pero de vez en cuando su novio venía a dormir con ella.
Ella entro rápidamente.
–Ponte la ropa rápido cariño, mi novio se fue a bañar, hazlo rápido mientras lo distraigo. - dijo y me dio un beso.
Lo hice en seguida.
Iba rumbo a la puerta cuando me detuvo una voz masculina.
–Quien eres tú?.- pregunto.
Yo voltee en seguida, el chico era de mí misma contextura y tamaño.
No tenía miedo, esto sería interesante.
–No sé, pregúntale a tu novia. - dije irónicamente.
–Que dices idiota? - en seguida salió el motivo de conflicto entre dos hombres, una mujer.
Se interpuso entre su novio y yo.
–Amor tranquilo. - dijo Daniela.
–Creo que no sabes hacer algo muy bien amigo, porque para que tu novia me busque siempre. - dije, quería burlarme en su cara.
No le temía a nada en este momento, la adrenalina me hacía cometer locuras.
–Se que es mi novia, se lo que hace. Pero pensé que ya había dejado esto por obvias razones. - dijo.
No entendía eso de "obvia razones."
–De seguro es porque eres patético en la cama. - Dije.
El novio de Daniela se alteró más, pero ella lo detuvo.
–Amor eso no es cierto, mi cielo. - dijo Daniela. - Ya Santiago, vete de aquí de una vez por todas.
Y así fue, desaparecí.
No había entendido ese momento tan raro allá arriba.
¿Por qué si sabía que su novia le era infiel le sorprendía todavía que estuviera ahí?
Parejas raras y ellos. Igual no pude evitar reírme, disfruté demasiado esta noche.
De vez en cuando hacía falta portarse mal. O bueno, casi siempre. En mi caso.
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Aléjate o déjate llevar
Fiksi RemajaLara y Santiago, muy diferentes pero al mismo tiempo tan iguales, con las mismas ganas de comerse al mundo. Lara es una chica fuera de lo común, desde su aspecto hasta su personalidad ruda y fuerte, chocara con Santiago al demostrar de verdad que un...