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Una noche una mujer pelirroja; de unos 20 años; vestida con una sudadera rojo vino, jeans negros y botas altas se dedicaba a pasear por una oscura casa. Por el pasillo detrás de ella dejaba las marcas de sus botas marcadas con sangre y sus brillantes ojos miel parecían dorados al darle la luz de la luna a través de alguna ventana.

La misteriosa mujer perseguía a un hombre, sonriendo de una forma totalmente inocente, mientras el señor se arrastraba por el suelo con las rodillas aplastadas gracias al mazo demoledor que ella arrastraba manchado con su sangre.

-No trates de huir, solo lo pones todo perdido -le susurró la mujer tirándose sobre el cansándose de seguirle- Siempre me decías que era una cochina, ahora tú eres el cerdo.

El chico suplicaba por su vida entre lágrimas, cuando eran jóvenes fueron compañeros de clase y el abusó de su futura asesina psicológica y físicamente, le pegaba; amenazaba; insultaba; mentía sobre ella; difamaba cosas horribles... Ahora ella ansiaba su venganza.

-¡¿Recuerdas mi nombre?! -gritó rompiéndose su expresión dulce de antes cambiando a una imagen de puro odio brillando con intensidad en sus ojos- O ya lo has olvidado ¿cuantas víctimas tuviste después de mi, Oscar?

-E-Eres Ca- fue interrumpido con un puñetazo en la cara.

-No, ese ya no es mi nombre -sonrió de forma aterradora mientras sacaba dos cuchillos pequeños pero afilados de su bolsillo y en un rápido movimiento apuñalaba sus manos al suelo desde la palma- Soy Karotara, llevó a mi familia en mi nombre... Pero ahora mismo, llámame Darkmare; soy tu pesadilla y tú asesina.

Sonreía de oreja a oreja mientras le escuchaba gritar de dolor, llevaba años ansiando su venganza y ahí estaba. Karo sacó un bisturí en una pequeña bolsa de plástico, la abrió con sus manos sin huellas dactilares, ya que parecían haber sido quemadas, y acercó el filo a su cuello susurrando "Don't cry darling, I'm here", después observó al chico llorar y en pocos segundos hizo un corte limpio de un lado a otro de su garganta.

Se apartó un poco aún sentada sobre él, observaba cómo se desangraba mientras lloraba mientras en su cabeza se repetía que eso era por su familia y su inocencia, que ahora, después de matar a todos sus acosadores, al fin descansarían en paz sus seres queridos.

Durante las horas posteriores estuvo ordenando toda la casa sin dejar signos de pelea, llevó el cadaver a su respectiva habitación y en una pared escribió la frase que le susurró, "Don't cry darling, I'm here", siendo esta su firma después de cada asesinato.

Sonreía orgullosa paseando por la casa, desde pequeña sufrió bullying y con el tiempo siempre fue a peor, una vez en la escuela trataron de abusar de ella a niveles mayores y ella agotando su paciencia estalló defendiéndose, los chicos se fueron amenazándola con hacerle a su familia cosas peores que a mi pero ella nunca les creyó. Aquel día volvió a casa con una sonrisa, la misma que siempre fingía para no preocupar a sus dulces y trabajadores padres, pero al abrir la puerta se encontró el mayor horror posible, casi toda su clase estaba apuñalando a sus padres atados al suelo; cada uno una apuñalada. Ella petrificada solo pudo gritar y recordaba perfectamente lo que le gritó su padre aún consciente pero con el rostro desfigurado por las lágrimas y el dolor, "¡Corre! ¡Déjanos y corre!", eso hizo, corrió huyendo de cuatro chicos que la perseguían pero no la alcanzaron, ella corrió hasta que no pudo más y se escondió en un bosque.

En una cueva, escuchando a sus compañeros llamarla mientras ella se escondía, fue donde pasó la noche mientras en su mente se repetía la imagen de sus padres ahí, en el suelo, siendo asesinados de una forma tan cruel y rastrera. Ella era una gran amante de los creepypastas y se le ocurrió una medida desesperada.

-Zalgo... - susurró- El me ayudará, aunque sea caro los vengaré... - murmuraba entre lágrimas mientras sacaba su móvil en un ataque de ira y dolor indescriptibles.

Buscó por internet un ritual de invocación de Zalgo, encontró varias fuentes pero en todas faltaba algunas detalle por protección del que quisiera invocarle, su plan era invocarle y venderle su alma; ofrecería su alma a cambio de ser una creepypasta.

Encontró el ritual pensando en las mil maneras de matar a todos los chicos, al fin lo encontró entero y planeó reunir los ingredientes. Estuvo desaparecida por dias sobreviviendo como podía en el bosque con únicamente 20 euros que le dio su madre la mañana del día horroroso; un bocadillo que no se atrevió a comer porque lo preparó especialmente su madre y su material escolar.

Después de casi una semana consiguió los ingredientes e hizo el ritual, frente a ella se abrió un oscuro portal formado por las sombras de los árboles y de repente todo pareció estar tan oscuro como en la noche. Del portal surgió Zalgo, un gigante humanoide sin ojos y de color negro, con corona de relámpagos azabaches, en una mano apretando una vela que oscurecía su alrededor aún más y la otra cerrada en un puño mientras que parecía absorber el aire así que esa sería la de la estrella negra. Mientras ella le analizaba entero temblando de ira vio abrirse sus siete bocas en una risa.

-Estúpida humana, me invocas y ahora tiemblas de miedo ante mi, miserable jajaja -reía observándola pero ella dibujó una sonrisa que le desconcertó mientras la veía levantarse y hacerle una gram reverencia.

-No mi señor, yo le he invocado pero no tiemblo de miedo -habló con gran respeto- No me importa morir ya que lo he perdido todo junto a mi familia, solo quiero ofrecerle un trato.

-Y que puede tener una humana que sea de mi interés, no tienes nada -le dijo frunciendo el ceño ya que esto no era común.

-Le ofrezco mi alma -alzó la cabeza con una amplia sonrisa y pequeñas lágrimas asomándose de sus ojos que brillaban con determinación- te la ofrezco a cambio de algo que también podría favorecerte, pido o más bien te suplico que me conviertas en tu sierva -junto sus manos en un ademán de súplica mientras parecía que se sorprendía- Quiero ser una de tus asesinas, me adiestraré yo misma si hace falta y lucharé por sobrevivir, pido ser una de tus creepypastas y como primera misión asesinas a los hijos de puta que mataron a mis padres.

-¿Eres consciente de lo que me prometes? Servirme por la eternidad a cambio de una venganza -sonríe comenzando a resultarle interesante-

Asiente con rapidez, podría ser como sus héroes, esos asesinas que soportaron la crueldad del mundo y ahora del mundo se vengaban. Quería ser como ellos, su primera venganza serían sus compañeros.

Y así fue y este era el último, el último de los chicos así que ahora quedaban las féminas, que eran 10 más.

En 2 meses se entrenó en la dimensión de Zalgo, recibiendo un entrenamiento intensivo y cruel pero muy efectivo. Ahora, otros 2 meses después ya había localizado a sus compañeros, planeado todos sus asesinatos y matado a unos 20.

Comenzaba a salir el sol, la pelirroja permitió asomar una cola felina roja igual que su cabella y abrió una ventana, salió con sigilo y ayudándose a mantener el equilibrio trepó por la canaleta hasta el tejado, húmedo con el rocío de la mañana se sentó a mirar el amanecer.

Pasada una hora suspiro cansada de recordar y avanzó a una zona más plana del tejado, ahí hizo un giro de muñeca con el brazo extendido y absorbió la sombra de la casa hasta acumularla bajo sus pies, se hundió en el charco fusionándose con el y huyó, huyó al bosque donde se escondía y donde estaba protegida de ser encontrada gracias a su amo.

Fue a descansar, la siguiente sería Elena así que esto no acaba, ni siquiera empieza aún, falta lo más interesante.

Falta toda una eternidad de asesinatos y justicias tomadas por la fuerza.

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⏰ Última actualización: Jul 15, 2020 ⏰

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