Después de que mi hermano por fin se quedó dormido en el sofá, con sus ojitos hinchados de tanto llorar pude ir a la cocina a preparame un té. Sabia desde el principio qué Jeremy no era buena influencia para él, en primer lugar fue el causante de qué nuestra familia nos diera la espalda cuando anunciaron su noviazgo y que vivirían juntos. No lo culpo por ello, Mika me había contado muchas cosas de él y lo conocía lo bastante bien para haberlo considerado mi cuñado. Pero era el colmo con lo de Vander, sólo había hecho a mí hermano una persona totalmente diferente a la que yo conocía, cambiaba completamente estando con él.
Jeremy Evans, su familia no era de confiar pero ya nos habían aceptado en el círculo, y, aunque, no tengo nada que ver con ellos ni de las horribles cosas que de seguro pasan dentro de aquella empresa, en sí soy cómplice. Porque mi hermano es quien esta encargado de atraer el cebo hacia los Evans para después ellos deshacerse de la carga. Me causaba escalofríos, en cierta parte temía por mi seguridad, la de mi familia pero más la de Mika.
Había estado pensando tanto que cuando apenas me di cuenta ya había acabado con el té de manzanilla que bebía. Recibí un mensaje de mi prometido diciendo que ya estaba fuera del departamento y que fuera a abrir. De mala gana camine hasta la puerta principal y abrí la puerta, frente a mi estaba ese chico musculoso de cabello castaño con una amplia sonrisa.
Realmente nuestro compromiso era sin amor, ninguno de los dos gustaba del otro, solo nos agradaba la compañía del contrario. De ves en cuando cada uno tiene sus escapadas pero todo era para disimular con nuestras familias.
El chico pasó y enseguida le hice una seña para que no hablara muy fuerte.
-¿Qué pasó? -Me preguntó susurrando.
-¿Tú qué crees? Jeremy de nuevo, está vez no se me va a escapar. Jamás volverá a ver a Mika de eso me aseguro yo. -Crucé los brazos molesta, Dan acarició mi mejilla con ternura y se acercó hasta el pequeño rubio que descansaba pacíficamente en el sofá.
-Es tan lindo cuando duerme, ¿no crees? -Sonrió con ternura. Dan era malísimo para mentir, sabía que estaba locamente enamorado de mi hermano. Pero tampoco es como si yo quisiera que estuviera con él, por mucha confianza que él y yo tengamos no quiero que mi pequeño hermano se involucré con otra cara bonita.
-Eso ya lo sé. -Me senté en un sillón frente a ellos, Dan seguía acariciando el cabello de Mika, lo hacia con delicadeza para no despertar al pequeño niño que horas antes juraba en quitarse la vida.
-Dime qué hizo Evans. -Su tono de voz cambio a uno brusco y protector. Le sonreí de medió lado evitando que una risa traviesa salieran de mis labios.
-A ver súper héroe. Primero dime, ¿cómo la pasaste con Nai? -Él me miró sorprendido. -Te haces el sorprendido, noté cómo contestaste mi mensaje. Dan, sé qué tú y yo tenemos una relación libre pero sabes que me molesta que te metas con Nai jurándole amor eterno a mi hermano. -La voz se me subió de tono lo que hizo que Mika se removiera en el sillón volteandose, dándonos la espalda.
-Lo sé Myler pero agh, es pura tentación lo juro. Es que Nai...-Suspiró. -Es realmente una obra de arte, si lo vieras de cerca, wow, incluso tú quisieras hacerlo con él.
-Qué asco. -Dan río bajo.
-Pero tranquila, ya no lo veré más, está vez cambiaré, por Mika.
-Ni tu te la crees.
-No, en serio. Mika me hace sentir algo en el corazón. Sí, Nai me hace sentir excitación lo admito. Pero yo quiero algo bien con Mika, no sólo él, quiero cuidar su corazón.
-Su corazón...me recuerda a... -Mi voz por alguna extraña razón quería quebrarse.
-Ah sí... Eso...¿has sabido algo?
Lo miré, él de igual manera me miró.
-Sólo supe que... Sólo le quedan tres años...-Dan entristeció la mirada.
Era realmente doloroso, sabiendo que es alguien a quien conoces, y que de aquella forma tan sutil pero tan dolorosa e incluso triste su vida llegue a su fin.
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El chico de la falda Rosada. [Yaoi/Gay] [Editando]
Novela JuvenilNai Vander es el hijo mayor y cabecilla de la familia Vander, rival de la familia conocida por malas razones como los Evans. Un tanto cliché: Rivalidad convirtiéndose en un amorío juvenil. Combinando la vida empresarial con la vida privada, algo dep...