Capítulo #2

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Alzo la mirada y el continúa divertido.

—No pasa nada pequeña, nada de esto es real y estoy aquí —de aferra más a mi.

—Ya lo... —el timbre me interrumpe y este se despega de mi.

—¿Quién será a estas horas? —hace una pregunta al aire.

Demián abre la puerta.

—Hola Demián —pronuncia la persona, deduzco que es un hombre dado que su voz es muy varonil.

Demián se acerca al desconocido y lo abraza.

—¿De verdad eres tu? —entre el abrazo el desconocido asiente— ven aquí y dame un abrazo.

Finalmente cuando se sueltan lo puedo ver bien. ¡¿Qué?! Es Steven, el hermano de Demián. No puede ser.

—Pasa, no te quedes ahí —le dice Demián a su hermano y él pasa.

Al verme me saluda:—Hola Bloom ¿Cómo estás? No sabía que estabas aquí.

—Si, aquí vivo —respondí con cierto desdén— ¿cómo te va en Inglaterra?

Trate de ser sutil para preguntarle que porque estaba aquí.

—Muy bien Bloom, gracias —respondió sin entrar en detalle.

Se quedaron un rato charlando, preguntando sobre qué había pasado durante este tiempo y demás.

De pronto Demián soltó unas palabras horribles: —Bloom ¿puedes irte a tu habitación?

Soltó con frialdad.

—Pero...pero este era nuestro día —le dije sin comprender.

—¡He dicho que te vayas a tu habitación! —dijo casi gritándome sin cambiar de opinión.

—Siempre es lo mismo, cuando alguien llega te transformas en otra persona —dije furiosa— ¡te odio!

Di media vuelta y salí en dirección a mi habitación, con un par de lágrimas acumuladas en mis ojos.

*Demián*

La situación me incomodó un poco y me tense.

—Hermano ¿Por qué se puso así Bloom? ¿Es normal? —preguntó Steven y yo me alce de hombros.

—Es raro, nunca se había puesto así. Sinceramente —le respondí, rasque mi nuca. Estaba un poco en shock.

—¿No te vas a poner mal por un simple comportamiento o si? —dijo tratando de restarle importancia y negué.

—No, tranquilo —sonreí— ¿Por qué haz venido? No te esperaba.

—Nada importante, solo quise visitarlos —sonrió macabro y volvió a hablar— y, iremos a una fiesta.

Negué.

—No puedo dejar a mi hermana sola —no, no podía. Bloom se asustaria.

—Ella podrá arreglarselas sola —dijo tratando de convencerme.

—Ya, pero le prometí que pasaríamos un día juntos. No puedo irme —un gran golpe se escucha detrás de nosotros. Bloom.

—¿Qué fue eso? —pregunta Steven desconcertado.

Me levante y subí corriendo las escaleras. En efecto, era Bloom entrando a su habitación.

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