Cuentas saldadas

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Capítulo XIV

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La primavera trajo consigo un sin fin de alegres noticias para los Taisho y para los Higurashi.

Por principio de cuentas Hinata permitió que Nyoko viajara a conocer a sus abuelos paternos. Su madre se encargaba de llevarla y traerla a Martinica cada quince días pero de ninguna manera trató de retomar su antigua amistad con Sesshomaru o Kagome quedándose de esta forma al margen de su relación.

Y su ahora ex amiga, había demostrado que apreciaba en verdad a su pequeña de ojos dorados y cada vez que les visitaba trataba de consentirla como si se tratase de su propia hija. Y era algo que agradecía, aunque al inicio se sintió un poco celosa, eso fue cambiando con el tiempo, esto debido al inmenso cariño que aquella le profesaba a su hermano mayor.

Siempre estaba al lado de él y lo seguía por donde quiera que él fuera, se querían tanto y la situación iba de lo mejor para la familia.

Kagome también tenía poco de haberse enterado que estaba embarazada de su amado peliplata por lo que decidieron adelantar la boda para el mes de Junio de ese mismo año

Ella tenía la idea de que Hinata fuera su dama de honor para cuando se casara, pero entendía completamente su negativa. Sasuke por otro lado aceptó de buena gana ser el padrino de bodas pero otra desavenencia, estaba saliendo con una nueva chica.

¿Que hacer entonces?

Parecía que por un lado todo iba viento en popa, pero por el otro, realmente no veía ningún atisbo de que algo mejorara y eso le hacía sentirse tan mal consigo misma, que incluso pensó en  la posibilidad de darse por vencida.

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El ruido del teléfono sonó insistente por varios segundos pero la mujer de ojos blancos no deseaba responder. Entonces miró a través de la ventana y vio con alegría a Nyoko jugando con su abuelo y su abuela, ellos habían decidido darse otra oportunidad y eso le alegraba en demasía, por fin todo parecía volver a su cauce.

Excepto ese asunto que rondaba su mente con insistencia.

Kagome y Sesshomaru volvieron a estar juntos, se casarían y serían padres de nueva cuenta. No sabía realmente como sentirse pero estaba feliz por ellos, vaya la redundancia.

Aunque luego se preguntaba que sería de Sasuke. Jamás volvió a buscarla, y pensó que lo mejor sería abandonar cualquier esperanza de volver a verlo.

Entre sus manos contemplo aquel diamante que se desprendiera de su anillo de compromiso hacia algunos años atrás y se sentó sobre la cama, observando con detenimiento cómo los rayos del sol se filtraban por los cristales de la habitación e iluminaban la piedra preciosa, la cual fragmentaba la luz en pequeños halos de diferentes colores.

Esta vez fue su celular el que timbró y debido a la insistencia de la persona que llamaba decidió responder de mala gana.

—¿Aló?—

—¿Hinata?— Debido a la sorpresa soltó el auricular al suelo y rápida volvió a levantarlo.

—Sasuke... Tanto tiempo...— Murmuró con nerviosismo pues sus intentos de estar tranquila y firme no funcionaron como ella lo hubiese deseado.

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