Alex estaba contento, claro que no tenía una sonrisa en el rostro pero acciones como construir o sembrar siempre lo relajaba, evitaba que se carcomiera la mente con cosas que a final de cuentas eran totalmente irrelevantes. Estaba sentado sobre sus piernas, trabajando la siembra con cuidado. Él quería dedicarse a aquel huerto como lo hizo con el de su hogar, quería que se viese ordenado y bonito.
Estaba acomodando una de las patatas de siembra en la tierra con delicadeza cuando unas manos se ubicaron con suavidad sobre las suyas. Alex levantó la cabeza, sabía perfectamente quién era, ya estaba seco y vestido, y estaba de rodillas frente a él, mirándolo como si fuese la cosa más hermosa del mundo, y es que a los ojos de Frank sí que lo era.
Se mantuvieron así un rato, Alex sintió que habían pasado horas sólo viéndose mutuamente. Bajó la mirada con el ceño algo fruncido, un poco avergonzado. Frank se percató de aquello, se sorprendió un poco. Fue ahí cuando supo que Alex tenía una faceta increíble de chico rudo y todo, pero en realidad era inseguro, asustadizo y sensible. Debía frenarse un poco, o al menos eso sintió Frank, Alex quería a alguien que además de ser su pareja sea su mejor amigo, y él se esforzaría por ser la persona que Alex esperaba tener.
-¿A qué le temes, pequeño? –Dijo con una voz suave.
Alex volvió a mirar los ojos de Frank, algo confundido.
-¿A qué le temo? –Repitió extrañado.
-Le temes a algo, no sé si temes que te haga daño, o si tienes miedo de mí... pero hay algo que te asusta –Alex guardó silencio, apartando la vista un momento-, me gustaría saber qué es, pero puedo esperar a que estés listo para contarme.
-Aprecio que digas eso –Respondió Alex en voz baja.
Frank sonrió con ternura, entendiendo que Alex no quería decirlo, acercó sus manos al rostro de Alex y dejó un pequeño beso en su frente.
-Sólo quiero que sepas que no tienes por qué asustarte, me gustas mucho y no quiero lastimarte.
Alex enrojeció al escuchar aquella confesión de Frank, que ya era algo obvio, pero escucharlo venir de su boca era totalmente diferente.
Frank se puso de pie, dispuesto a dirigirse al montoncito de patatas de siembra que Alex había dejado a un lado del arado, pero Alex lo detuvo con una pregunta.
-¿Por qué? –Cuestionó poniéndose de pie y sacudiendo la tierra de sus manos.
-¿Por qué qué, pequeño? –Volteó con una pequeña sonrisa.
-¿Por qué dices que te gusto? ¿Qué ves en mí?
Frank sonrió y caminó hacia el menor hasta quedar frente a él. Alex tenía el ceño caído, aquella era una de sus muchas dudas.
-Alex... desde la primera vez que te vi me pareciste la persona más hermosa que había visto, aún no te has enterado de lo perfecto que eres.
-Pero puedes estar pensando eso porque vives solo, sin nadie alrededor con quien interactuar.
-Sabía que dirías eso –Rió-, pero no, eso no es así, no eres la primera persona que pasa por aquí, de hecho hay una aldea a kilómetros de aquí llamada Calvaland, suelo interactuar con ellos a menudo, pero como te digo –Tomó con suavidad la perilla del menor-, eres precioso, nadie me ha hecho sentir como tú y estoy enamorado de ti.
Alex abrió sus ojos y bajó la mirada con una sonrisa nerviosa, además de sentir sus mejillas calentarse también tuvo una sensación cálida en su pecho, Frank lo había hecho sentir halagado.
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Forastero | Staxxby en Karmaland
FanficTodos viven felices en la comodidad del pueblo de Karmaland, cada habitante convive plenamente con sus vecinos bajo la protección de los dioses, claro que con algunas travesuras de por medio pero sin problema alguno a final de cuentas. Todos prosper...