XXVII

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Solo tenía que dispararle en la pierna izquierda unos tres centímetros más arriba de la rodilla, según Jorrit, si le disparó en ese lugar la prótesis que él le hizo no serviría más. Sus dos brazos también eran prótesis, eso me daba más ventaja aún.
Escuché con atención como sus pisadas se dirigían hacia la puerta, el sonido de ella abrirse y finalmente, cerrarse. Puse mi cuerpo en tierra y seguí su rastro. Tenía que apurarme o si no, uno de sus soldados iría con él.
Agarre de mi espalda el francotirador y me apoye sobre una piedra, apunté a su rodilla.

-Uno...dos...tres-. Murmuré y apreté el gatillo. -Bingo-. Pude ver cómo su cuerpo se balanceo mirando hacía todos lados con su escopeta en manos. -¿Dónde mierda están todos?-. Pregunté nerviosa. Ellos tendrían que estar ya en ese lugar cubriendome.
Decidí ir yo misma para que no se escapara. 
-Levanta las manos-. Dije al apuntarle con el arma.

-¿Yo o tú?-. Miro a mi lado. Había uno de ellos aputandome con un sub fusil en la cabeza. -Casi me atrapas-. Apunté nerviosa su cara. Oí un disparo y mis ojos se cerraron.

-Perdón, ___-. Agregó Jorrit. 

-¡Hijos de puta!-. Gritó al tratar de salir corriendo pero su pierna se lo impidió y cayó al piso. -¡¿Dónde mierda están mis soldados!?-. Preguntó eufórico.

-¿Tus soldados?-. Se hizo el pensativo. -Están en una guerra que no van a ganar... Vienes incluído al paquete-. Se acercó a él y lo agarro de la cabeza. -¿Que dices?, ¿Le arrancamos la cabeza?, ___-.

-Guíanos a Tord-. Le ordené al mirarlo.

-¿Y yo que ganó?, Zorra-.

-Nunca dije que ganarás algo-. Desvíe la mirada. -Ire a buscar a Tord ¿Dónde está Tom?-. Pregunté.

-Dijo que te esperaría en la entrada de la armada-. Asentí y me fui del sitio. Uno de los nuestro manejo hasta la gran armada y ahí estaba Tom, tomando de su petaca un gran trago.

-Era hora-. Dijo al mirarme serio.

-Entremos-. Ambos entramos con sigilo al gran edificio. Debíamos encontrar a Tord rápidamente. Sabíamos que no estaría lleno de soldados, pero si que algunos permanecían en ese lugar para cuidarlo de enemigos. Fuimos de sala en sala, no había señales de él. -Hey, cuidado-. Agarre a Tom de la manga. Había varios soldados en un pasillo, debíamos pasar por ese lugar. -¿Que haremos?-. 

-Es hora de que haga algo-. Beso mi frente. -Eres como mi hermanita, ___-.

-¿De que hablas?-.  Respondí confundida. Tom se levantó del sitio donde estábamos encondidos y fue hasta donde estaban los tipos, agarro su arma y empezó a dispararles, cuando ellos reaccionaron, él salió corriendo, ellos corrieron tras él, yo solo pude maldecirlo por hacer eso. 
Corrí hacia aquel pasillo y abrí la puerta de la sala, pude ver a Tord atado a una silla con vendas en los ojos y en la boca. -Tord...-. Con rapidez desate cada uno de sus ataduras. Su cara estaba toda lastimada, al verlo así en mi garganta se hizo un nudo, no podía decirle todo lo que me hacía sentir.

-¡¿___?!-. Me abrazo con fuerza. -Pense que nunca te volvería a ver-. Me miró a los ojos y empezó a llorar, limpie sus lágrimas con cuidado.

-No llores, Tord. Vamos, los demás nos esperan-. Agarre su mano y salimos de la habitación. Busque con la mirada a Tom, no lo veía por ningún lado, pensé que tal vez él volvió con los demás.

-¿Que buscas?-. Preguntó confundido.

-Tom... Él puede estar muerto por mi culpa-. Seguí caminando firmé hacia la salida. 

-¡___!-. Al darme la vuelta ví a Tom apoyado en una pared. Sin pensarlo corrí hasta él. Había heridas de balas en sus brazos y torso, en mi mente rezaba que no fueran graves. -Sirlet, es médico-. Asentí y lo ayude a levantarse. 

(...)

-Aguanta... Ya llegamos-. Dije al verlo a la cara. -¡Tom!-.

-¡No cierres los putos ojos, soldado!- Gritó con lágrimas en los ojos el de cabellos caramelos.
Pude ver cómo de lejos se veía una silueta corriendo hacia nosotros era él... 

-¡Sirlet!, Ayúdalo por favor-.

-Ponganlo en el piso, lo revisare-. Ordenó el de barba larga. Me senté en uno de los árboles esperando respuestas sobre Tom, a mi lado estaba Tord callado.

-Soy una idiota-. Murmuré. -¡Idiota!-. Golpeé mi puño contra el pasto una y otra vez, de mis ojos caían gotas de agua salada continuamente, mi pecho sentía un peso indescriptible. No quería que él muera por mi culpa. Tord seguía en silencio, no reaccionó al escucharme.

-¡___!-. Gritó Jorrit. -¿Que haremos con el líder?-.

-Ya voy-. Me levanté y camine atrás de él, frene al mirar una mariposa blanca pasar por mi lado. -No... ¡No!-. Corrí hacia Tom y levanté su cabeza. -¡Tom no te vayas!-. Dije repetidas veces. -¡Tom!-. Intenté espantar a la mariposa que quería parar en su cuerpo. -¿No dijiste que era tu hermana?-. Mencioné entre lágrimas. -¿Dejarías a tu hermanita sola?-. Pregunté sollozando fuertemente. Saque su petaca de su bolsillo y tome un poco de ella. -¿No te enojaras?-. Apoye la petaca en sus labios para que tomara, la incline y trago un poco. Mis lágrimas seguían recorriendo mi cara.

-Gracias, de nuevo...-. Sonrió con dificultad. -Espero que me puedas ser un Dios, ___. Te amo, hermana-. Sus ojos se cerraron lentamente y su cuerpo se empezó a relajar, dándome la horrible y lamentable noticia...

-No pude hacer nada, él perdió mucha sangré-. Mencionó Sirlet. Tord se acercó hasta el cuerpo y le saco de su cuello la cadena que Tom llevaba. Pude notar gracias a sus ojos que el estaba llorando.

-Quiero que tenga un entierro digno-. Le ordené a Jorrit, él asintió.

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(◍•ᴗ•◍)

Jugando Con Tu Cerebro • Tord Y Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora