Contraste (One Shots) [Satosugu]

Instinto

;Omegaverse ¡AU!
;Consentimiento dudoso/en realidad si es consentimiento. 

;Publicado también en AO3

Satoru no podía creer la situación en la que estaba.

Hace unas horas se encontraba saliendo de su trabajo cuando se encontró con una escena que lo hizo enojar, un omega estaba siendo intimidado por haber entrado en celo, y un grupo de alfas parecían (querían) aprovecharse del chico; y Gojo en realidad no era de meterse en asuntos ajenos, pero, joder, tenia amistades y compañeros omega así que sabia el infierno que era tener los sentidos tan nublados que podría pasar de todo hasta que su celo terminara.

Así que en resumen, Satoru ayudó a un omega en apuros.

Pero ahora el omega parecía haber llegado al punto más alto de su celo, había empezado a quejarse del horrible calor, y se había quitado la ropa frente a él, así que tuvo que envolverlo en una gran sábana blanca, para intentar calmar al atractivo pelinegro que tenía en su casa.

No lo malinterpreten, Satoru había buscado algún teléfono o cartera que perteneciera al chico, pero tal parece que el grupo de alfas con los que había encontrado al omega, no solo eran abusadores, también unos ladrones.

La suerte de Gojo hoy estaba en su contra, no podía dejar al chico en la calle, además de que el omega se aferró a él como si su vida dependiera de ello, y no solo eso, su increíble aroma comenzaba a despertar sus instintos, y no podía evitarlo, después de todo, ¿Qué alfa no reaccionaría ante un omega, increíblemente hermoso, con un olor estupendo y aparte sin una marca de apareamiento?

Pero eso no se quedaba ahí, no, el omega era escurridizo (además de muy fuerte), ni siquiera se dio cuenta cuando escapó de sus brazos y, por supuesto, de su sabana; por que si, se encontraban en la habitación del más alto, porque según su instinto, ahí nadie notaría que tiene a un omega en celo, su cerebro comenzaba a ser inutil justo en un momento así, genial.

—¡Alfa! —gimió el omega, un claro llamado.

—Mande omega —Satoru con su nerviosismo a flote respondió.

—¿Por qué no quieres cuidar de mí? —El omega preguntó mientras se acercaba lentamente a él, en ese momento, el sexy pelinegro era el depredador y él, la presa.

—Cariño, quiero ayudarte pero no de esa forma, yo —Satoru iba a seguir hablando pero un sollozo lo tomó por desprevenido.

—¿Crees que soy feo? —¿Qué..? pensó Satoru —¿O es que soy demasiado gordo? —El omega había comenzado a llorar sin consuelo alguno sacando de sus pensamientos a Satoru.

Satoru observó el pecho desnudo del omega y negó.

—No, no y no —Satoru tomo al omega y lo acomodo en su regazo —Tú eres muy hermoso, gordo o no, tienes los lugares correctos para tocar, eres perfecto —Satoru limpio sus lagrimas logrando hacer contacto visual y provocando un fuerte sentimiento en ambos.

—¿E-entonces? —El pelinegro preguntó.

—B-bueno —Gojo carraspeó — yo ni siquiera sé tu nombre... —Era cierto, Satoru solo quería llevarlo a su casa, darle algún supresor o algo y que se pudiera ir a casa tranquilo, pero el omega lo había aprisionado en su propio hogar.

El omega sonrió divertido, sus ojos entrecerrados con dulzura además del sonido de una risilla y Satoru quedó cautivado. ¿Por qué se le hizo tan conocido de repente?

—Geto Suguru, un gusto —El nombrado extendió su pequeña mano hacia Satoru que a pesar del pequeño espacio que los separaba junto su mano con la de el más bajito.