Aunque ya casi se ocultaba el sol, sus ojos no dejaban de brillar de repente se le escapo su hermosa sonrisa con sus dientes tan desordenadamente perfectos y su nariz tan respingada y linda. El paisaje era hermoso, tal vez no sepa de mi existencia pero la veía perfectamente todos los días. Me acuerdo exactamente cuando la conocí eran tiempos difíciles mantenerse vivo era un reto, pero quien iba pensar que la guerra nos iba a juntar.
Poderla ver era toda una guerra, todo comenzó una tarde de invierno, al sol le quedaban unos cuantos minutos para darnos sus últimas ráfagas de calor. Ella patrullaba y yo estaba limpiando y sacando la basura del lugar. El sol impacto un poco su cara, sus ojos se veían más claros y sus pestañas largas y gruesas; cerro lo ojos por un momento y disfruto el último rayo de sol. Yo la miraba detallando cada parte de su cara, tratando de adivinar qué era lo que ella estaba pensando en ese momento. Al irse el sol, la luna brillo más de lo normal y me hizo detallar lo que no me había dado cuenta, como siempre llevaba su uniforme pero esta vez había rotos por el lado de sus piernas, su gorra estaba sucia y su cabello está amarrado con un caucho (al parecer de oficina). La expresión de su cara era terrible tenía unas ojeras enormes y raspones por toda su cara, y en ese momento sentí un vacío en el estómago.
Sin dame cuenta ella estaba mirándome con una expresión de ¨no me aguanto ni una¨, yo para suavizar un poco la mirada le hice un gesto de saludo el cual ella me correspondió abruptamente. De repente dio un paso hacia mí, cada vez se estaba acercando más y más, tenía los nervios de punta. Cuando se fue acercando me percate que sus heridas eran más graves de lo que pensaba.
-Una noche dura ¿cierto?- dije mirando las pocas estrellas que quedaban en el firmamento.
-Ni lo menciones, esto lo lleva todo al límite- dijo luego de un gran suspiro.
-¿Qué estás haciendo en este infierno?-me miró fijamente y continuo-¿lo haces por voluntad o por obligación?
Pensé un poco la pregunta aun que a pesar de todo sabía la respuesta concretamente.
-Pues, es complicado, pero principalmente lo hago por voluntad, me gusta hacer esto además me necesitaba ir de donde estaba, y que no un mejor lugar si no esté-en ese momento trate de analizarlo un poco si lo que había dicho estaba bien o tal vez era algo que ella no quería escuchar-¿y usted?
-No lo puedo juzgar porque yo lo hago por voluntad, pero cansa a veces siento que no puedo más y es a veces pienso en retirarme pero me hice una promesa así que ni modo-se quedó pensando un momento y retomo-¿a usted le sucede?
Estaba un poco sorprendido pero continúe- Si claro este labor no es que sea muy fácil, además en el poco tiempo libre que me queda, estoy solo siempre hace falta la familia. ¿Quiere que la atienda señorita?
-No, no quiero ser molestia demás no es mucho-dijo mientras miraba su reflejo y trataba de hacer como si no le dolieran sus heridas.
-Tranquila, siga-le abrí la puerta que conducía hacia lo que supuestamente fue adaptado como para un consultorio, por suerte estaba vacío. Se trató de resistir un poco pero se relajó. Se sentó en la "camilla" y observo todo el consultorio de arriba abajo como si buscará una bomba.- ¿Esta bien?-dije en voz suave.
-Si señor-me miró fijamente y en un momento me perdí en esos ojos color miel- ¿y usted?
-Si-dije cogiendo todo lo necesario para hacer la curación, comencé desinfectando todas las heridas, y puse una pequeña cura en su cachete donde tenía un raspón, luego seguí con sus rodillas rompí un poco el pantalón para limpiar bien la herida.
-Oiga-y me abrió los ojos-no lo rompa más la próxima vez me pregunta.
-Si señora disculpe no pensé que le molestará tanto, pero tengo que limpiar bien la herida no queremos infecciones.
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Un amor en guerra.
RandomBenjamín doctor voluntario se enamora de una coronel, pero nada es fácil cuando ella tiene que partir a la guerra. Benjamín tendrá un gran viaje para encontrar al amor de su vida.