Capítulo 16.

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Escuché la puerta abrirse seguido de varios pasos en mi habitación, supuse serían mis amigos. Seguía escondido entre las cobijas, y no pensaba salir de ahí.

Jos... — Alan dijo moviéndome.

¿Sigue vivo? — Le preguntó Freddy.

Creo que si. —

Jos... — Repitió.

Después de eso sentí como me quitaron las cobijas de encima tirándolas al suelo.

Traté de recogerlas pero antes de que si quiera pudiera tocarlas Alonso las quitó de ahí.

Chicos, les agradecería si me devolvieran las cobijas.— Pedí.

No te las daremos. —

Bueno, no las necesito de todas maneras. —

Que bueno, porque saldremos a comer a fuera. — Dijo Freddy.

Que bien por ustedes, diviértanse. —

No, tu irás con nosotros. —

No quiero salir. —

Qué lastima, porque saldrás quieras o no. —

No pueden obligarme. —

Entonces lo haremos a la mala. —

No quiero salir, no tengo ánimos de nada. —

Jos, no has salido de tu habitación en todo el día, tu mamá está preocupada y nosotros también. —

Me senté en mi cama cabizbajo, estaban en lo cierto, llevo encerrado todo el día y no quiero hacer nada más que dormir.

Se fue. — Murmuré. — Melissa se fue. —

Lo siento Jos, tal vez fue lo mejor. — Me dijo Alan.

No lo entienden.— Negué.

Lo hacemos, lo entendemos bien, por eso queremos ayudarte. —

Ojalá pudieran hacerlo. Murmure para mi mismo.

Nadie podía ayudarme, porque no había nada que pudieran hacer. Melissa se fue, dejándome un gran vacío.

Al final, mis amigos me convencieron de salir, aunque bueno en realidad no fue así, sólo acepté para que dejarán de insistir, sabía que no se irían hasta que aceptara.

Me di un baño rápido y después salimos.

Por más que intentaba no podía concentrarme, y por más que intentaba olvidar más la recordaba.

Jos, ¿Tu que dices? — Me interrumpió Bryan.

¿Sobre qué? Perdón estaba distraído. —

Estábamos discutiendo sobre que lugar es mejor para ir a comer. —

Oh, uhm no lo se, cualquiera es bueno. —

Después de eso se mantuvieron callados.

Mantuve mi vista fija hacia la ventana hasta que Bryan aparcó el auto.

Los chicos se bajaron, así que los seguí.

Observe el lugar, muchos chicos y chicas con poca ropa haciendo una larga cola... un minuto esto no parecía un restaurante.

Chicos, pero esto no es un restaurante, es un antro. —

Que observador José. — Bromeó Alonso.

Un Deseo 2 » J.C.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora