Claridad Roja

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Club Devon, Los Ángeles, California, 18 de febrero de 1986

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Club Devon, Los Ángeles, California, 18 de febrero de 1986


  Nayrid se acercó a mi escritorio con los lagrimales hinchados y las manos temblorosas. Su cabello estaba desordenado. De inmediato me preocupé al verla y quise saber que le sucedía.

—Nayrid... ¿Estás bien? —Le dije tratando de encontrar su mirada.

—¡Jezzabelle! Necesito una amiga. —Las lágrimas empezaron a correrle por las mejillas.

  Dejé lo que estaba haciendo en el momento para sentarme sobre mi escritorio y escuchar lo que la atormentaba.

—Mi periodo, no bajó este mes. Me hice un par de pruebas para estar segura, pero... ¡Estoy embarazada!

  Abrí los ojos de par en par ante la sorpresa.

—¿Nayrid estás segura? ¡Eso no puede ser posible! —le dije en tono apacible— Tenemos un protocolo, sabes que la protección es un requisito con los clientes.

  Ella bajó la mirada y entonces lo entendí.

—¡No es de un cliente! ¡Es hijo de Blake! ¿No es así?

—¡Jezzabelle, lo lamento, yo no pensé...! —La interrumpí.

—Está claro que no lo hiciste. —Luego intente ser menos severa—. Escucha, vamos a mantener esto entre nosotras por ahora ¿Esta bien? No vayas a decírselo a Melinda.

  Asintió tratando de dejar de llorar, yo le tomé la mano y se la apreté para hacerla sentir que estaba de su lado.

—¡Ya no vas a ser parte de las scorts, a partir de ahora eres mi asistente! Y si Melinda llega a decirte algo, dile que es mi orden directa sin más explicaciones. ¿De acuerdo?

—¡Si Jezza! —Nayrid me dio un abrazo—. ¡Eres la única persona aquí en la que puedo confiar, siento que eres la única cien por ciento real, y por eso te admiro y confío en ti! —Le di una sonrisa.

—¡Ahora sécate las lágrimas y actúa normal! ¡Hallaremos la forma de decírselo a Blake y a los demás! ¿Comprendes? —Asintió y antes de irse me dio otro abrazo. Yo cerré la puerta detrás de ella dando un respiro.


Pov. Omnisciente. Horas más tarde.


  Austin se despertó por la mañana con una lluvia de besos en el rostro que solo Alexis podía propinarle. Besaba su nariz, sus orejas, sus mejillas, su frente y sus labios, eran besos rápidos y tiernos. Se dio la vuelta apartándose el desorden de cabello de la cara, para encontrarse con el rostro de Alexis de frente, estando debajo de sus brazos.

  Le dio un cálido beso en los labios y una gran sonrisa se dibujó en la boca de Alexis.

—¡Buenos días, amor! —Austin se sorprendió por la palabra que Alexis utilizó. Al ver su expresión tuvo la idea de que preguntar sería mejor.—. ¿Es raro si te llamo "Amor"?

La Biblia De Una Dominatrix © [ EN FÍSICO ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora