En el libro

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"Quizá la clave para ser realmente libre sea reír cuando puedas y llorar cuando lo necesites."

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5. En el libro.

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Mientras Sakura intentaba tender un par de pantalones escucho el alboroto de la calle. Sin restricción los gritos y aullidos de la gente venían calle abajo subían y bajaban acompañados de los pasos en el empedrado. Lo mujer agradeció estar tras los altos muros de concretos de la casa del capitán, pero mentiría si dijese que no sintió curiosidad de acercarse a ver que sucedía.

Los primeros años de su carrera, trabajando en las emergencias de la gran ciudad le crearon un sentido innato del deber que se activaba místicamente cuando algo malo estaba ocurriendo. Sakura podía estar en otros asuntos, inclusive durmiendo, pero ella sabía cuándo las cosas se estaban complicando y sin miramientos acudía allí. Ahora su alarma del deber estaba sonando.

Cuando su curiosidad pudo más, ella arrastro uno de los banquillos de madera a un punto del muro y trepada silente en él, observo por primera vez al exterior.

Frente a ella se extendía una pequeña callecilla de tierra mojada y llena de charcos, más allá de eso, un empedrado antiguo junto a las casas y un montón de casuchas antiguas y humildes de techos de tejas. Bajando por la calle, una plaza pequeña con lo que parecía un pozo y donde estaba acumulada la gente.

Sakura se escondió con rapidez cuando un par de señoras pasaron corriendo delante de sus ojos gritando algo que entendió a medias y la gente de las casas aledañas continuaban saliendo. Volvió a su lugar dentro patio y se sentó haciendo un puchero mientras escuchaba los disturbios. Era humana después de todo, así que esperaba que no estuviese pasando nada malo, tenía el corazón inquieto.

El metal oxidado del portón empezó a sonar, y Sakura corrió asustada por los pasillos que rodeaban la casa hasta el pórtico, se sorprendió ver al capitán Hatake entrar calmadamente por la puerta y dejar una bicicleta y un par de bolsas junto al muro. Casi instintivamente ella lo analizo de pies a cabeza, estaba mojado y algo sucio, pero parecía estar completamente integro. Se alegro un poco.

―¿Qué está pasando allá afuera? ― le pregunto en voz baja acercándose a él.

Kakashi apenas la miro, perdido en sus asuntos y lanzo el chaquetón mojado al piso del pórtico. Ella quiso estrangularlo con eso.

Antes de que pudiera ignorarla nuevamente, Sakura tomo su brazo con fuerza y lo detuvo en su camino al patio trasero. El peligris le dio una mirada indignada pero ella insistió nuevamente: ―¿Qué está pasando ahí?

Un suspiro cansado salió de sus labios.

―No lo sé, acabo de llegar por si no te diste cuenta.

―Hay gritos y murmullos, todo al mismo tiempo. La gente está afuera de allá para acá. ¿Por qué no vas a ver si paso algo?

Kakashi estuvo a punto de replicar cuando el sonido los golpes en el portón lo hizo saltar de sorpresa. Sakura corrió dentro de la casa antes de que él pudiese decirle algo, pero los golpes continuaron más insistentes y con más fuerza. Escucho la puerta abrirse y luego un par de voces que desconocía.

―¡Capitán Hatake, ayuda, ayuda! ―grito una voz de mujer.

―¿Qué pasa?

―Algo paso en el lago, uno de los ancianos del pueblo y su nieto están muy mal. ¡Tiene que ayudarnos!

Sakura miro por la rendija de las puertas corredizas como aquella mujer mayor se aferraba a él, y su corazón se estrujo.

―¿Dónde están? ―pregunto Kakashi.

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