Capítulo 54: Una nueva vida: Elizabeth Akron

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Damien entra al quirófano cambiado con su traje quirúrgico y aunque trae un cubre bocas en sus ojos puedo ver la sonrisa.

Le estiro la mano para que la tome y rápidamente ambos la tomamos con fuerza.

−Hola –dice él con la voz temblorosa.

−Hola –digo yo sonriendo –Ya no siento nada de la cintura para abajo.

−No quiero mirar –dice y le tiembla la mano.

−Tranquilo Nathan, terminará más rápido de lo que crees −dice el tío de Damien y ambos le sonreímos.

Se nota lo feliz que es regresando al hospital.

− ¿Mamá ya está aquí? –pregunto viendo directamente a Damien.

−Sí, están nuestros padres, Andy, Eva y mi tío.

− ¿Jonathan?

−Sigue con los abogados, la policía y todo eso, me siento mal por dejarlo solo...pero a ti no podía dejarte solo por nada del mundo en el nacimiento de nuestra bebé –el desvía la vista hacia donde están los médicos.

Veo como se le van un poquito los ojos y le jalo la mano.

−Hey, no veas. Te has puesto pálido.

−Acabo de ver como cortan tu piel...

− ¡No mires! –Digo avergonzado –Se siente raro sentir el corte pero no sentir dolor.

−Es horrible, el olor de tu sangre me pone nervioso.

−Te recomiendo que no vuelvas a mirar o te vas a desmayar –dice Christian riendo –Casi estamos ahí, más cerca de conocer a la nueva integrante en la familia Akron.

No puedo evitar reír nervioso y Damien baja la cabeza para darme un beso.

Cierro los ojos un momento y cuando menos lo espero escucho el llanto de la bebé, que es como si estuviera conectado a un botón con mi propio llanto; porque cuando lo escucho comienzo a llorar como si ojos fueran una cascada.

−Bebé, no llores –dice Damien viéndome con ternura.

Pero yo no puedo parar, simplemente me siento muy feliz.

−Sobrino, te presento a tu primogénita –Christian la trae en brazos y así llena de sangre la deja sobre mi pecho.

Ella deja de llorar pero yo no puedo hacerlo, la huelo pero solo huele a sangre combinado con un olor único. No logro saber que es, pero no es incómodo ni tampoco produce asco.

−Me gustaría poder ver sus ojos –digo haciendo puchero y Damien me limpia las lágrimas.

−Podrás verlos más tarde –dice Christian sonriendo – ¿Qué piensas Damien? Parece que te has ido a otro mundo.

Yo volteo a verlo y mi marido se muerde el labio inferior con fuerza.

−No quiero llorar –dice apenas.

Yo no puedo evitarlo y río a carcajadas mientras veo a la bebé.

−Alfa orgulloso –digo sonriendo.

− ¿Quieres cortar el cordón Damien? –pregunta el médico que durante la cesárea no habló con nosotros.

−No, no sé... −dice Damien nervioso –Me siento muy nervioso, ver tanta sangre de mi esposo me pone mal.

El doctor ríe y asiente.

−Yo me siento mal de tomar a la bebé, pero hay que limpiarla y cambiarla –dice Christian − ¿Quieres que le ponga la ropa rosita o amarilla?

Jamás te olvide.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora