VIII. È più facile fuggire

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If I could change, I would

Take back the pain, I would

Retrace every wrong move I made, I would

If I could stand up and take the blame, I would

If I could take all the shame to the grave I would

Easier to run – Linkin Park




Fugo no esperaba encontrarse envuelto en una manta en casa de los Buccellati esa noche. No era de los que durmiera en otras casas sólo por gusto, además, en su casa no eran partidarios de darle permiso para algo así. Para la diversión de los niños, está el día, decía su madre.

Pese a odiar que su mamá aún lo considerara un niño, le había "hecho caso" en las últimas jornadas, pues Fugo aprovechó la claridad del sol al máximo. Había estado compartiendo con sus primos, y también fingiendo visitarlos para ir en realidad a ver a Narancia.

Lo acompañaba un decaimiento general en los últimos días, un poco de dolor de espalda, pero eso no lo detendría de estar con el chico que le gustaba y así recuperar tanto tiempo perdido entre los dos.

—¡Te estás quedando dormido Panni!

Habían estado sobre la cama, primero bajo una lluvia de besos y caricias peligrosas, entonces Narancia detuvo cualquier avance que no tuviera vuelta atrás y decidió que era mejor ver una película y apagar el fuego.

Narancia estaba hablándole de la película y riéndose, y Fugo le contestaba con a-ha o alguna risita, pero llegó el momento en que estuvo completamente callado y Nara supo que se había quedado dormido.

—¿Estás aburrido?

—No— le respondió apretándolo entre sus brazos, porque eso definitivamente era más que abrazar, casi lo estaba estrujando. —Es que no me he sentido bien

—Ayer también me dijiste eso... ¿quieres café, o té, o algo calentito? ¿O quizás algo helado? Tu frente está caliente. Hay una caja con helado napolitano en la nevera

—¡Ya! Comamos eso

Estuvieron cuchareando la caja de helado sin darle tiempo a que se derritiera y al rato Fugo se sintió peor. Si no fuera porque su mamá llegaría pronto, Narancia lo habría acompañado hasta su casa, pero eso de meter a Fugo secretamente a casa tenía la desventaja de hacerlo todo una batalla contra el tiempo.

Al final, Fugo tomó un taxi y se fue a casa. Llegando, saludó a su mamá rápidamente y partió al baño a vomitar y luego se metió a la cama, entre tiritones y preguntas de su mamá. "Seguramente comiste mucha grasa o mucha azúcar Pannacotta Fugo", dios, esa manera tan impersonal le hacía hervir la sangre.

—Comí helado

—¿Con tus primos?

—No... con Narancia

—Aaah... bueno, duerme un rato

Cuando Fugo despertó, apenas podía moverse y la fiebre lo tenía sumergido en una aureola de sudor sobre la sábana. Sólo pudo hacer un sonido como balbuceo, y su madre entró a la pieza preocupada por él. Al verlo en ese estado, no lo pensó dos veces y lo llevaron a urgencias.

Dove andranno i giorni e noi {MisGio | BruAbba | FugoNara}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora