El corazón es un niño: espera lo que desea
Proverbio ruso
Respiró profundo y sonrió una vez más ante la cámara, los fotógrafos alabaron su energía y lanzaron sin demora destellos a su rostro y cuerpo, modificó el semblante y cambió de posición, había estado trabajando arduamente los últimos días, todo para conseguir tener libre el día que estaba por llegar. Era su cumpleaños, pero lo interesante no se encontraba en una trivialidad anual, sino que coincidía con el descanso de Xiao. Sonrió sin poder evitarlo, y agachó la mirada ganando con ello nuevos elogios por la variación de brío, pensar en él tenía ese efecto.
Yibo todavía no creía lo rápido que había cambiado su vida después de aquel programa, ese en donde lo había visto por primera vez, ese segundo en donde todo lo que conocía y sabía del amor quedó olvidado y obsoleto ante la intensidad con la que latía su corazón, y la necesidad que lo obligaba a salvar la distancia entre ellos; por suerte, estaban en público, de lo contrario... Yibo no quería imaginar qué habría pasado si hubiese tenido la oportunidad de hablar con él a solas.
Lo primero que vio había sido su expresión de felicidad, ese gesto mundano que él elevaba a lo sublime, Xiao había hecho de su sonrisa un arte digno de contemplar. Luego, admiró esa forma tan fácil y natural que tenía para mostrarse sin tapujos ni miedos, Yibo no podía hacer eso, era como si dentro de sí tuviera cadenas que restringieran sus modos, no se quejaba, de hecho, le daba igual, hablar mucho o hacerlo poco no alteraba nada, aunque sin duda lo segundo ahorraba energía para usarla mejor después.
—¡Muy bien, Wang! —felicitó un fotógrafo—. Ahora sé más... felino.
Acató la orden de inmediato y con toda la discreción que pudo observó el reloj pegado a la pared, eran casi las diez de la noche, era temprano, pero cuando se trataba de llegar a Xiao siempre era tarde. Una hora después, consiguió la libertad, y agradeció a los escenógrafos, editores, y maquillistas por trabajar con él. Cogió sus cosas y marchó sin mayor dilación. Incluso si pisaba a fondo el acelerador, no llegaría hasta una hora después. Yibo deseaba encontrar despierto a Xiao, pero tampoco lo esperaba cuando sabía que era el más ocupado de los dos, y que cargaba con varios años más que él. Cómo le gustaba bromear acerca de eso...
Las vacas viejas comen hierba tierna
Era consciente de que tenía que cuidar más sus impulsos, pero a veces era tan difícil como dejar de respirar por largos periodos, tener a Xiao a su lado sublevaba todas sus pasiones y enterraba en lo recóndito su razón, no pensaba, solo sentía, no tenía cerebro, solo corazón. Sin embargo, aceptaba sin culpa que disfrutaba de las reacciones que Zhan le obsequiaba cuando lo agarraba con la guardia baja, eran más genuinas, y lo que era mejor: se debían y eran para él.
Sin querer descubrió cuán posesivo podía llegar a ser, o tal vez ya lo sabía y no había conocido a la persona que lo hiciera mostrarse tal cual era, pero en cuanto refería a cuidar a Xiao no toleraba que nadie se acercara si no era con fines laborales o bajo la explícita consigna de ser necesario.
Extrañaba trabajar con él y aborrecía desde lo profundo de su ser a las personas que habían empleado su tiempo en perjudicarlo, y lograr que les prohibieran hacer proyectos juntos, por ser demasiado... cercanos. A veces se arrepentía y muchas más se reprochaba no haber podido actuar con mayor madurez y esconder lo que su corazón gritaba, pero ya era tarde, no podían ser vistos juntos. Eso causaba, inevitablemente, que sus celos fueran mayores, si las personas veían a Xiao solo se harían ideas equivocadas, y no, Xiao no estaba soltero, solo era... discreto.
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Âmes Soeurs
FanfictionEs el cumpleños de Yibo, y Zhan quiere que se la pase de lo mejor