Sangre.

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Hierven mis manos, y sudan. Sí, si que lo hacen; puesto que dominan mis nervios, no importa que pase, hagamos las pases, querido yo. Hoy en un día hermoso, uno acogedor que, no se limita al clima templado, sino que cambia contantemente, aunque al anterior no te hayas acoplado. Oh sí, lo había olvidado, no lograba pensar porque estaba bloqueado, pero he resucitado. Un diluvio de ideas a mí ha  llegado, no sé nisiquiera cómo este poema he plasmado. He intentado mirar mi futuro y no tanto mi pasado, porque declina mi pudor, cuando estoy agobiado.

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Hoy me siento bien, quizás no al cien, pero es por mí propio bien. No porque quiero, ya que mi esmero no ha sido valorado por años, y sólo ha sido juzgado. Nadie con eso algo ha ganado, en cambio yo he aprendido, asimismo que el fuego de mi deseo se está consumiendo y no acabado, más bien, se está regenerando, como la sangre en el cuerpo, que fluye y siempre está latente, recorre cada parte del mismo y oxigena la mente.

Desde hoy, todo será diferente. Te invito a mirar más allá, sin olvidar el presente. La frustración es partícipe del fracaso, y habla por tus antecedente. Te digo fielmente, no te digas que la vida es intermitente, porque espero que no te apagues. Pues te conocí cuando eras un niño,  uno muy insistente.

De camino a la melancolía. (Poesía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora