Narra Serena:
Me encontraba en un lugar que creía no haber visto nunca en mi vida aunque la sensación de familiaridad me contrariaba, gravemente ¿dónde estoy? ¿Qué ha sido esa voz? ¿Vendría de la estatua, la madre de Harry?
A mi alrededor, todo era luces y sombras que se entremezclaban como pintura, incluso parecía los remolinos coloridos del universo, aquellos que sólo se ven en las películas acerca del cosmos. La luz del sol poniéndose entre las montañas resultaba bastante fuerte para estar llegando el crepúsculo, invitando a la noche a que cayera sobre esas extensas tierra.
Una joven de la que apenas podía ver el rostro se encontraba dando vueltas sobre sí misma con los brazos extendidos en dirección a un bosque misterioso, como si estuviera esperando a que alguien saliera de entre las sombras que creaba la luna con su luminosa entrada.
Alguien querido, alguien amado, alguien anhelado y olvidado durante mucho, mucho tiempo... ¿Dónde me encuentro? ¿Quién es ella? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué intención tienen con esto? De repente una silueta oscura, en cierto grado, siniestra, apareció entre la vegetación.
Era un hombre alto y corpulento, tanto que mientras se le acercaba, ella tenía que echar la cabeza totalmente hacia atrás. No podía verle la cara... La imagen era muy borrosa, la de ella se veía más nítida. Parecía feliz.
La tenía enfrente, mientras podía ver toda aquella escena, con su tez tan pálida como la mismísima luna, los mechones de su pelo castaño caían rizados sobre su cara y por detrás de la nuca. Su pecho se alzaba agitadamente como si hubiese corrido un maratón. Debía ser por todos aquellos efectos que traía consigo la espera por el joven.
Ella no puede parar de sonreír, me recuerda a alguien, ésos labios color frambuesa… ¡Harry! ¡Claro, es la madre de Harry! No puedo creermelo, ¿pero qué hago yo aquí? ¿Cuál es el motivo? ¿Ella no había sido asesinada?
Me volteo encima de mis propios talones y entonces me quedo petrificada viendo al horizonte. ¡Oh dios mío! ¡El pueblo ya no está! Ni las piedras del muro caído, al contrario, está más firme que nunca, el bosque se ve de una forma distinta, ¿cómo decirlo? Más exuberante. ¡Estoy en el pasado! Pero ¿por qué?
— Tengo que regresar, pero, ¿cómo? ¿Qué está pasando?
— Serena… necesito que ayudes a Harry, Harry debe conocer la verdad… — su voz resonaba en mi cabeza pero la joven que tenía enfrente no parecía verme. Soy… un fantasma.
— No, no lo eres, sólo estás en un tiempo pasado, con personas del pasado… — por un momento aquellas palabras me trasladan a la literatura de los escritos de Thomas Hardy, Tess, la de los d’Urberville. En situaciones como la que estoy enfrentando, me siento justo como Tess, –ésta mujer estuvo en el lugar equivocado y en el momento equivocado del siglo equivocado– al igual que yo.
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Amante de un Príncipe Oscuro (II Libro: Bilogía Amantes Siniestros)
Про вампировHay cicatrices que son algo más que una simple marca en la piel, o incluso en el alma. Lo que te llevó a conseguirla podría unirte a otra persona, quizás guiados por el mismo sufrimiento... uno reprimido en pedazos dentro de un pequeño rincón de tu...