Capítulo 5

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Harry

Definitivamente Nueva York no era mi lugar en el mundo. Sin embargo, tenía lo que quería: Maia. La capucha de mi campera estaba apoyada en mi cabeza y mi mirada puesta en el suelo. Sólo observaba como mis pies empujaban la mezcla de nieve y hojas que caían desde arriba. Aproveché el momento en el que Maia se fue de su apartamento tomar sus llaves de repuesto y salir a despejar mi mente. Las calles de ésta ciudad siempre estaban colmadas, por dónde quiera que vayas, y todo se volvía aún peor si te acercabas al Central Park. Recién levanté mi mirada cuando me acerqué a una esquina y decidí doblar a la izquierda, dirigiéndome hacia el parque.

"¡Espera, por favor!" Escuché la exclamación proveniente de una voz femenina y fruncí el ceño.

Rápidamente quité mi capucha para observar mejor mi alrededor y noté que, a pesar de que las exclamaciones continuaban, nadie dejaba de caminar, nadie se detenía para averiguar que sucedía. Mis ojos cayeron en un pequeño pasillo que se encontraba entre dos edificios, pude ver que desde allí salía una gran cantidad de agua arrastrándose por el suelo y desembocando en el asfalto de la avenida, a pesar de que no parecía muy higiénico decidí acercarme, pensando que probablemente la voz provenía desde allí, "¡No!" Volvió a exclamar, efectivamente la voz provenía del pequeño pasillo, entrecerré mis ojos para poder ajustarlos a la poca luz del callejón y alcé ambas cejas al darme cuenta que una señora de aproximadamente la edad de mi madre estaba aferrada a su bolso mientras otra persona, completamente encubierta, tiraba tanto del bolso como de la brazo de la señora, no dudé ni siquiera un segundo antes de abalanzarme encima del hombre, empujándolo al suelo luego de haberlo tomado por sorpresa.

El bolso ya no estaba en sus manos y me alegré de saber que la señora lo había recuperado en su totalidad, lo tomé por el cuello de la camiseta y volteé mi cabeza, no había nadie a mi costado, sin embargo escuché el ruido de unos tacones golpear los charcos de agua, observando que la mujer estaba en el final del pasillo, pidiendo ayuda, abrí la boca para decirle que llame a la policía con el móvil pero no pude dejar salir ninguna palabra cuando sentí un puño colisionar con mi mejilla. Caí hacia un costado pero reaccioné lo suficientemente rápido como para devolver el golpe y detener la huida del hombre, que para este momento ya no estaba encubierto, dejándome ver su cabello grisáceo y la oscuridad de sus ojos. No desperdicié tiempo y comencé a soltar golpes con mi puño cerrado hacia su rostro. Pocos minutos habían pasado cuando de reojo pude ver varias personas acumulándose al final del pasillo, observando nuestra pelea, mi intención era que no escape y su intención era lastimarme lo suficiente como para poder huir. Su puño rozó mi nariz pero no fue lo suficientemente ágil, perdiendo el equilibrio y cayendo al suelo luego de que mi puño si alcanzara su mejilla.

"¡Detente, suéltalo!" Lo solté inmediatamente, notando que las personas que se acercaban a nosotros y habían exclamado esas palabras eran oficiales.

Pasé el dorso de mi mano por la parte baja de mi nariz, dejando una línea de sangre sobre ella. "Te agradecemos que no hayas dejado que huya," Asentí una vez con la cabeza ante una de las oficiales que se acercó a hablar conmigo, mientras otros dos se ocupaban de detenerlo, "¿Necesitas que te alcancemos a algún lugar?" Negué con la cabeza y le sonreí, comenzando a salir del callejón, tratando de buscar a la señora entre la gente.

Sin embargo, ella me encontró antes, "Te lo agradezco, nadie se detiene aquí y tu lo hiciste," El hecho de saber que hice algo bueno por alguien me entregó una satisfacción plena, sonreí y me aseguré de que esté bien.

El tumulto de gente comenzó a deshacerse, volviendo a la rutina de la caminata rápida por la calle. Volteé, decidido a volver al apartamento de Maia y ducharme, preferiblemente antes de que ella vuelva, teniendo en cuenta que mi cara debía tener manchas de sangre y mi ropa debía oler a suciedad y agua de sanja. Resoplé y cuando levanté mi mirada observé a un hombre de unos cuarenta y algo, obstruyendo mi paso, su altura era igual que la mía, sin embargo su peso no, teniendo en cuenta que probablemente era 2 veces más grande que yo, "Barny Bullock," Estiró su mano y fruncí el ceño pero de igual manera la estreché.

Daylight [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora