𝗖𝗢𝗡𝗤𝗨𝗜𝗦𝗧𝗔 𝗜𝗡𝗘𝗦𝗣𝗘𝗥𝗔𝗗𝗔 ☯ ¦ ᴼᴹᴬᴿᴵᴷᴬ [EDITANDO]

⚊𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐈 ┊ 𝐏𝐎𝐄𝐒𝐈𝐀.

–Capítulo 2: Fernando conoce a Sarah | 'Conquista inesperada'

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La mañana llegó. La dama de compañía de Sarah entró desde temprano para despertarla e informarle de los preparativos de sus maletas. La rubia gruñó al levantarse de su cama a regañadientes.

Se arreglo lo más rápido que pudo y salió para ayudar a Martina, su nana, a terminar sus maletas. El vuelo saldría en tres horas y apenas estaba despierta.

—Yo me encargo de mi maquillaje Nana, no te preocupes —dijo mientras ordenaba su tocador— al igual que... la ropa interior.

Martina ríe por lo bajo ante su comentario. Observa cómo Sarah se sonroja de golpe y no aparta la mirada del espejo, como si buscará respuesta.

—Mi niña, ¿acaso piensa en darse otra oportunidad en el amor?

—No —responde con sequedad— simplemente llevare algunos trajes de baño porque, según recuerdo, en México hay muchas playas y mares. ¡Ríos! No sería propio llegar con ropa de invierno.

Martina cerró una de las maletas. Realmente deseaba ver a su niña casada y enamorada. Pero a la vez temían que la dañaran.

—Por lo que sé, es un viaje de negocios.

—Lo es —sonríe sacando otra maleta de su armario— sin embargo, escapare algunas veces de mi padre. Pienso disfrutar el viaje a mi país.

—Mi niña... —la mujer fue interrumpida.

Carolina quien entró de manera abrupta a la habitación con una revista en la mano. Ambas se volvieron a ella sorprendidas.

—Tienes que ver esto —alzó la revista.

—Buenos días a ti también, Caro —rodó los ojos cruzandose de brazos— no estoy de humor para tus payasadas de sí viste algún escándalo de famosos. Me estoy alistando para el viaje y creo que tu deberías hacerlo.

—Para tu información, deje todo listo ayer en la noche. Buenos días, Martina —saludó con una sonrisa, sentándose en la cama y pasando las páginas de manera desesperada. Sarah la miraba expectante, su pie moviéndose con impaciencia.

—Buenos días, señorita Carolina —saludo cortes Martina.

Martina negó divertida, antes de abandonar la habitación con las dos maletas de su protegida.

—Discúlpame, pero esto es realmente urgente —se detuvo en una página y se levantó de golpe dirigiéndose a su mejor amiga—. Ayer que tu padre mencionó ese nombre, se me hizo conocido pero no recordaba de dónde... 

—¿De quién hablas?

—¡De Fernando Saldaña!

Sarah bufo irritada. Le hacía falta comprender porque tanto escándalo con él, tal vez era millonario y todo, quisa guapo. A sus ojos, seguía siendo hombre y eso no cambiaría.

—¡Aquí! —le enseño la hoja— ¡Esta guapísimo!

La ojiazul le arrebató ls revista y la miró. Bueno, es cierto, es sumamente guapo. Aún así no le conocía como para decir que se arrojaría a sus pies su lo tuviera en frente. Que al parecer, sería pronto.

—No lo niego, es guapo.

—¿Guapo? ¡Está como quiere! No sé tú, pero yo sí le invitaré un café.