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El lunes en la mañana tuve clase de gimanasia, estaba ansioso por ver a Yaguchi, podría verlo a solas cuando fuera al vestidor.

Esperé a que todos se cambiaran y me quedé en el vestidor, vi que Yaguchi entró sin notarme, es que cuando él entra a cambiarse no hay nadie.

Me le acerqué por detrás y puse ambas manos a los lados de su cabeza, las apoyé en el casillero para evitar que se fuera. Se volteó un poco asustado, soltó un suspiro de alivio al verme.

-¿Qué te pasa? Me asustaste, quita las manos de aquí. -Intentó empujarlas, aunque se rindió en segundos.
-Qué horror de personalidad, en serio. -Bromeé.
-Nadie te dijo que vengas a molestarme. Ya aléjate.
-No.
-¿Vienes a burlarte por lo del otro día? Si es así, déjame solo y olvídate de todo.

Me acerqué... No sabía qué decirle, no soy bueno diciendo mis sentimientos. Quisiera decirle que estoy enamorado de él, pero mi personalidad es peor que la suya.

-En realidad, tu personalidad es tan atractiva...
-¿Qué dices? Ya vete, no me molestes, no me interesan tus jueguitos.
-¿"Jueguitos"?
-Me dijeron que sales con una chica de segundo.
-¿Yasuda te dijo? Seguro es broma.
-Sí, fue él.
-No me gustan las chicas.
-¿En serio?
-Me gustan los chicos con personalidad terrible. -Me reí.
-Ahg, no molestes. Quítate.
-Vamos a mi casa esta tarde.
-¿Por qué? Ni loco.
-Para pasar tiempo juntos.
-Sí, claro, tiempo... Yo sé que sólo te interesa... -Se quedó callado, tal vez se avergonzó por lo que iba a decir.

Me reí, toqué su cabello, él se giró y abrió el casillero, sacó su uniforme de gimnasia y me apartó para ir hacia las duchas.

-¿Vas a cambiarte en las duchas?
-No quiero que me mires, pervertido.
-Si quieres me giro mientras te cambias.
-¿De verdad? Está bien. Quédate ahí y no me mires.

Me giré, vi su sombra mientras se quitaba el pantalón y luego la camisa. Me giré y tiré de su brazo, me miró.

-Eres un mentiroso.
-¿Crees que si eres tan lindo puedo controlarme?
-No me toques.
-El otro día me dejaste hacerlo.
-Porque... Porque creí que eras serio.
-¿Por qué dices eso? ¿Qué hice?
-N-no te importa, nada más aléjate.
-¿Te gusto?
-No sé...

Me quité la camisa, él me miró sorprendido, tomé su mano y la puse en mi pecho. Se giró dándome la espalda.

-¿P-por qué te quitas la ropa?

Lo abracé, él me miró. Toqué su pecho, le di un beso en la esquina de su boca. Sus manos temblaban un poco, las tomé y entrelacé nuestros dedos.

-¿Me tienes miedo?
-N-no...
-¿Te pongo nervioso?

Su cara se puso roja, se giró para mirarme de frente y lo abracé, acerqué mi cara a la suya y le di un beso, lo respondió tiernamente. Ahora entiendo... Fui muy malo el viernes, es por eso que estaba diciendo eso... Tal vez debo ser más gentil y no tratarlo como si fuera un juguete.

-Me besaste... -Sonreí.
-V-voy a cambiarme.
-Bien.

Acaricié su cabello y dejé que siguiera cambiándose, también empecé a cambiarme. Salimos juntos del lugar, todos nos miraban raro... Supongo que es por los rumores de que es gay.

Me acerqué a él y lo rodeé con mi brazo, me miró con cara de "¿¡Estás loco!?", aún así no me alejé.

-Ey, Makoto. -Me llamó Kei.
-¿Qué?
-Vamos a jugar football.
-Vayan primero, los alcanzo en un rato.
-Ok.

Acompañé a Yaguchi hasta la banca donde siempre se sienta, porque nunca hace gimnasia. Es que es asmático.

-¿Por qué te quedas conmigo?
-Porque Yasuda y tus amigos deben hacer gimnasia, no quiero que estés solo cuando hay tanta gente mirando de forma extraña.
-¿Sabes por qué miran así?
-Claro.
-¿Y por qué sigues a mi lado?
-¿Acaso me importa? Nos vemos luego, voy a hacer gimnasia antes de que me pongan un cero.
-Bueno. -Se rió.
-¿Significa que vas a verme más tarde?
-No te lo tomes personal, es que estamos en el mismo salón.
-Eres lindo incluso cuando me rechazas...

Sonrió mientras miraba al suelo, toqué su mano y me miró, me acerqué, él me alejó con timidez.

-N-no te acerques tanto, van a vernos.
-Vamos a mi casa después de clases, así vamos a estar a solas para acercarnos cuanto queramos.
-¿No dijiste que te ibas? Vete ya.
-Me voy, pero en la tarde vamos a mi casa.

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-Tu habitación es más ordenada de lo que pensé.
-¿Por qué piensas tan mal de mí?
-Por qué será... -Sonrió.
-Qué lindo sonríes.

Me acosté poniendo mi cabeza sobre sus piernas, él se sonrojó. Tomé su brazo e hice que su mano tocara mi cabello.

-Acaríciame...

Comenzó a tocar mi cabello, toqué los botones de su camisa, él miró mi mano.

-No te voy a quitar la ropa, tranquilo. Mis hormonas no están tan alborotadas como crees.

Se rió y siguió tocando mi cabello, me miraba con una cara de agrado, como si le gustara hacer eso.

-Siempre creí que eras un idiota.
-¿Por qué?
-Te ves como el típico tonto; Masculino, deportista, popular entre las chicas, bromista... Creía que eras un patán.
-Si pensabas eso... ¿Por qué me dejaste hacer lo de la fiesta?
-Estaba desprevenido y tú eres muy rápido. Además pensé que me habías ayudado porque te gusto.
-No especialmente, pero en parte sí.
-Gracias.
-De nada. Tuve el privilegio de ver las fotos antes de borrarlas,  así que no me tienes que agradecer.
-No es gracioso...

Su cara cambió, toqué su mejilla, él seguía mirándome. Bajé su cabeza hasta mí y lo besé, no respondió mi beso.

-¿Te molesta que haga ese tipo de bromas? No creas que es de verdad lo que dije... Voy en serio contigo.
-No digas mentiras.
-Me gustas.
-Ya sé.
-¿No es suficiente para que me creas?
-No. Me lo dicen mucho.
-Es diferente... Me gustas todo tú, no sólo tu físico. Admito que me vuelve loco, pero tu personalidad es lo que más me gusta.

Me besó, tocó mi pecho y desabotonó mi camisa, sonreí... ¿Cómo es tan cambiante? Creo que significa que tiene miedo de ser lastimado, que le rompan el corazón. Pero yo no voy a hacer eso porque estoy enamorado, voy a cuidarlo como a un tesoro.

-¿También te gusto?
-Es difícil... Es que creía que eras malo.
-¿Y si probamos salir? Puede que te enamores de mí... Así como yo de ti.
-¿Q-qué?
-Nada.

Lo besé, se incorporó y siguió desabotonando la camisa, tomé sus manos y las besé, me senté.

Se arrodilló sobre la cama y se quitó la camisa, luego se me acercó y mientras besaba mi cuello terminó de quitarme la camisa.

Me miró, lo abracé con fuerza... Todo él es perfecto, su voz, sus expresiones, su cuerpo, incluso su terrible malhumor. Simplemente es el chico perfecto, en especial su personalidad.

Mi amor platónico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora