Se encontraba en una situación algo complicada.
Si es que ese era el término que definía exactamente el cómo se encontraba por qué, pocas veces en tu vida te encontrabas con una Vettel, y que la misma te quiera matar. Aunque supuso que el peligro de muerte se volvería normal mientras más se adentrara en el bosque. Claro, siempre y cuando saliera de la situación en la que estaba lo cual era ligeramente imposible.
Lo único contraproducente a todo eso era que el no vino a morir, – aunque eso cada vez era más difícil de decir – no señor, el vino para conocer el bosque y tal vez, y solo tal vez, encontrar al dueño de aquellos preciosos rubíes que le encantaron. Aunque pensando en eso ahora, las probabilidades de encontrárselo eran mínimas, ya que ni siquiera sabia donde se encontraba en ese momento lo cual lo hacía sentirse aún peor.
Dejando esos pensamientos de lado, tenía que encontrar una forma de escapar de la situación en la que estaba, lo cual se le hacía muy difícil teniendo una espada en el cuello y que además de todo se encontrara rodeado de una Vettel y una criatura.
- ¡Maldito humano, responde de una vez! – hablo suavemente la pelinegra
Tenía que encontrar una salida y tenía que ser ahora.
Se fijó en su alrededor buscando una forma de escapar. Y al final opto por la última opción menos suicida que se le ocurrió.
- Mi nombre es Shoto
No es que no le gustara su apellido, no, para nada, solo que sería muy raro que el heredero al trono del reino humano se encontrara en el bosque y que encima se haya perdido, claro que ellas no sabían eso, por lo cual lo usaría a su favor. Ya que estaba más que dicho que o lo mataban al instante o primero lo torturaban hasta la misma.
No contenta con la respuesta del semi albino, la chica hundió un poco más la espada llegando a sacarle un poco de sangre, lo cual poco le importo a la pelinegra.
- ¿Qué es lo que quieres aquí?
Bien para empezar, ni él sabía que era lo que quería ahí y decir que se adentró al bosque por puro impulso no sería la mejor respuesta, menos decir que algo dentro del bosque lo llamaba. Así que simplemente dijo lo primero que se le vino a la mente:
- Entre por error y me perdí
Sabía que aquello no le serviría de nada pero lo intento, ¿no? Mentalmente se despidió de su madre y sus hermanos, disculpándose por haber sido un mal hijo y haberlos dejado preocupados por su partida. Cerro los ojos de frustración y espero a que la muerte se lo llevara.
Un minuto, dos minutos, diez minutos y nada sucedió, ni siquiera sentía el filo de la espada en su cuello. Entreabrió los ojos para ver como aquellos posos de brea negra lo observaban con total curiosidad y un poco de diversión. Se fijó en la pupila dorada que cada vez le parecía que brillaba más, si es que era posible que brillara, claro.
Continuaron ese juego de miradas durante unos cuantos minutos más hasta que la chica mostró una sonrisa y se levantó.
Estiro su cuello y brazos hasta el cielo suspiro y hablo.
- Bien
Fue lo único que dijo con lo que parecía ser un poco de diversión. Por un momento creyó que sabía que era un príncipe pero cualquier tipo de idea quedo descartada cuando observo como la pelirrosa daba una ligera reverencia para después extenderle la mano y durante unos breves segundos sintió como se le cortaba la respiración.
- Mina Ashido para servirle...
Creyó estar soñando por un momento pensando que aquello no era más que una alucinación por las plantas que lo rodeaban, lo cual sería lo único que justificara el hecho de que una criatura estuviera frente a él, dándole la mano, aunque, al igual que lo anterior, la idea fue descartada cuando vio a la pelinegra observar estupefacta lo que sucedía, como si no pudiera creer lo que sus ojos veían.
Era más que sabido que las criaturas no permitían el contacto con los humanos por lo que les habían hecho y que ni siquiera soportaban estar en el mismo lugar.
De modo que con toda idea deshecha volvió sus ojos hacia la criatura llamada Mina, viendo como nuevamente estos reflejaban una pisca de diversión, solo que a diferencia de lo anterior, una pisca de picardía brillaba también.
Ante eso sus vellos se pusieron de punta y su instinto le dijo que se prepara para lo peor. Como si ninguna de las cosas que le habían sucedido hasta ahora fueran tan graves.
Frunció un poco el ceño preparándose para cualquier cosa que la criatura hiciera, esperando solamente algo que le demostrara que estaba en peligro o por lo menos que fuera una amenaza.
Dejaron pasar unos segundos que poco a poco se convirtieron en minutos y cada vez el tiempo se le hacía más lento. Hasta que la pelirrosa dibujo una sonrisa en su rostro que a su parecer reflejaba malicia, diversión y picardía, lo cual en su experiencia solo decía que lo que iba a hacer no le traería ninguna gracia.
No tuvo que pensar nada más, cuando la ojidorada, con un deje de diversión, hablo y con solo dos palabras hizo que Shoto sintiera más miedo que el que había sentido en toda su vida.
- Su alteza
Y con eso dicho sintió como recibía un golpe en la cabeza observando como última cosa los ojos de la chica pelirrosa que brillaban con extraña diversión. Creyendo que aquello sería lo último que vería, y con pesadez, cerro sus ojos, sintiendo como caía en los brazos de Morfeo para no despertar más y así poder dormir en el sueño eterno de la muerte... o al menos eso creía.
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Alium
FanfictionVivimos entre dos mundos, el bueno y el malo, el de la luz y el de la oscuridad. Pero ¿qué es bueno y malo? ¿Es bueno salir en busca de una aventura? O ¿Es malo querer sobrevivir?