𝗖𝗢𝗡𝗤𝗨𝗜𝗦𝗧𝗔 𝗜𝗡𝗘𝗦𝗣𝗘𝗥𝗔𝗗𝗔 ☯ ¦ ᴼᴹᴬᴿᴵᴷᴬ [EDITANDO]

⚊𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐈𝐈 ┊ 𝐇𝐎𝐌𝐁𝐑𝐄 𝐁𝐑𝐈𝐋𝐋𝐀𝐍𝐓𝐄.

–Capítulo 3: Caro conoce a Óscar y Ricardo | Conquista inesperada.

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Todos entraron a la sala donde la pareja se volvió el centro de atención. Se veían como la pareja perfecta aunque no lo fueran. Fernando no se daba cuenta de aquello, solo podía pensar en como se sentía la mano de Sarah alrededor de su brazo, envolviéndolo como si fuera su seguridad. Ella sin embargo se sorprendió de la cantidad de personas conversando y cuántas la escanearon de arriba a abajo ¿Por celos o curiosidad? No era su vestimenta, ella sabía de etiqueta. Entonces era de curiosidad. ¿De qué? Todos sabían que la fiesta era para recibirlos, no es como que iban a ciegas sin saber quienes eran. Porque observe a su padre entablar con unos hombres como si fuera un reencuentro.

—¿Cómo se siente? —susurra Carolina apenas inaudible con la música y multitud, pero muy cerca de su oído.

—¿A qué te refieres?

—Vas del brazo de Fernando Saldaña, te dije que era de los más deseados. Supongo que despiertas celos en ellas —señaló con la mirada a un grupo de jóvenes en un esquina observándola con recelo.

Sarah se aferro sin querer al brazo de Fernando. Él casi da un respingo al sentirla, pero se contuvo buscando con la mirada a su hermano, con un aire de orgullo asomándose en su rostro.

—No es mi problema —le devuelve el susurro—él me invitó, yo acepté por cortesía.

Carolina niega divertida. Los tres se dirigieron a saludar a algunos invitados, presentando a las amigas a los activistas y aliados de la empresa.

Al otro lado del salón, en unos pequeños sillones desocupados, ubicados frente al bar del salón y con una vista directa a la pista de baile, estaban dos hombres de saco conversando amenamente. Eran Óscar y Ricardo, quienes habían estado viendo las mujeres que bailaban en la pista.

—Son una belleza, ¿cierto, Richard? —exclamó el menor inclinándose en su asiento en busca de su vaso con whiskey.

—Lo que se ve, no se pregunta. —Estuvo de acuerdo desviando su vista del grupo de mujeres en la pista iluminada.

Se volvió a su acompañante.

Óscar sonreía mirando a las chicas bailar, correspondiendo al coqueteo sutil de las invitadas. Les guiñaba coqueto, se removía impaciente en su asiento esperando la entrada de cualquiera de las modelos. No era un mujeriego morboso. Saldría con una de ella esa noche y luego con la siguiente, eso de estar con dos al mismo tiempo no le gustaba.

Solo necesitaba de un gesto provocador, una palabra y las guiaría a su cama. Después de todo, estaba en su casa.

Sin embargo, unos ojos asesinos y desbordantes de envidia lo observaban fijamente. Ricardo le miraba con todo el odio que recorría en sus venas. Se hacía llamar amigo de Óscar, pero aborrecía al joven. Jamás sería como él, todas siempre elegirían a Óscar.