Coge mi mano y no la sueltes. No dejes que ellos me salven por favor, porque yo no podré salvarte a ti. Y sin ti no puedo seguir viviendo pues tú eras la razón por lo que lo hacía.
No puedo vivir si no están tus manos para limpiar las lágrimas que corren por mis mejillas, si no están tus ojos para asegurarme que todo está bien, ni tus brazos para refugiarme cuando hace frío. Tú eres todo lo que he necesitado hasta ahora, y no te puedes ir sin llevarme contigo.
Camina a mi lado, impide que sus manos me devuelvan a la cruel realidad. Porque prefiero vivir una mentira a no tenerte.
Tiran de mí hacia atrás, pero no voy a ceder, voy a luchar hasta estar de nuevo contigo. Todos gritan que me quede, pero cómo hacerlo si eso significa no verte, no sentirte, no dormir a tu lado ni despertar abrazado a ti.
Pongo un pie en el umbral de la luz. Tú sonríes y un escalofrío recorre mi espalda. No tengo dudas, no voy a alejarme. Haría cualquier cosa por ti. Un último esfuerzo, ya queda menos. Estamos cada vez más cerca y tú agarras mi mejilla. Una gran paz me invade y y enseguida lo entiendo, ha sido suficiente para volver a sentirnos como antes. Fuera, mi cuerpo deja de sentir, de llorar sangre ya que mis ojos no han podido más. Dentro, soy la persona más feliz del mundo, pues estamos juntos. Ahora sé que todo ha merecido la pena para volver a encontrarnos, incluso la muerte.
