No había dormido nada. Desde que mis padres me dijeron que se iban a separar, no paraba de darle vueltas a la cabeza. Habíamos dejado toda nuestra vidas atrás, en otro lugar, para empezar de nuevo en Sevilla, y dos días más tarde, ya todo se había acabado. ¿Qué sentido tenía? Sentía que todo había sido para nada. Y sinceramente no tenía muchas ganas de enfrentarme a mi segundo día de instituto.
Valeria parece que notó este último detalle cuando íbamos en el bus, pero ella tampoco dijo nada. La noté fría, distante. Tenía la mirada perdida. Intuí que a ella tampoco había tenido un buen día.
El bus aparcó en frente del Muñoz García, y lo primero que vimos al bajar, esta vez no fue a Marc, sino al moreno torbellino de pelo rizado. Patricia cogió del brazo a Valeria.
—Valeria, necesito hablar contigo. —Y se la llevó con ella. —¡¡Buenos días Martina!! —Dijo mientras desaparecía entre las puertas del instituto.
—¿Que pasa Patricia? No sé de donde sacas esa energía mañanera.
—Y yo no sé por qué estas tan apagada hoy. Necesito que incluyas a Claudia en la fiesta de esta noche.
—No, no, no puede ser. ¡La fiesta de esta noche!
—No me digas que te has olvidado.
—Lo siento, he tenido poco tiempo y pocas ganas. Igualmente, se que no es excusa. Y no te preocupes, lo tendré listo para hoy.
—Pero, ¿añadirás a Claudia?
—Pff. —Resopló pensando. Si Claudia venía, Hugo la mataba. Y no quería que hubiesen malos rollos. Pero Claudia era amiga suya, y para colmo estaban en la misma clase, cosa que las había único un poco más. —A ver, no es que seamos mejores amigas, pero me cae muy bien. Por mi, puede venirse. A quien tienes que convencer es a tu queridísimo amigo Hugo. No quiero que hayan malos rollos.
—¿A Hugo? —Desde lo que le hizo a la pelirrosa el día anterior, no hablaban mucho. Estaba realmente molesta. Pero la única forma de que pudiese venir Claudia era convenciendo a Hugo. Además Patricia tenía que procurar encontrarle a su amiga alguien mejor que él si quería verla mejor.
La sirena tocó, y las dos fueron por un camino diferentes.
—Buena suerte. —Le dijo Valeria antes de irse, dándole un beso en la mejilla.
Yo por mi parte, fui de camino a clase. Y fue allí donde me encontré a Hugo.
—Buenos días, cosita bonita. ¿Como amaneció la flor más bonita del jardín? —Me dijo, teatralmente.
—No seas pelota. Y buenos días a ti también, excremento oloroso.
—Tan dulce como un limón chica. —Dijo suspirando. Después me sonrió y cambió el tema al que realmente le interesaba —Cuéntame, ¿como fue ayer con Lucas, el guitarrista?
—Ay, no Hugo. Ahora no. —No tenía muchas ganas de hablar del tema, tenia otro en mente.
Y en ese momento el universo parece que conspiró a mi favor, y apareció el maestro de historia. Pensándolo mejor, conspiró más en contra.
Patricia también llegó a clase, y se sentó al lado de Hugo.La hora se me hizo intensamente larga. La voz del de historia era grave y lenta, muy pesada para ser la primera hora. Para ser sincera, no me había enterado de nada de lo que dijo a lo largo de la hora.
Al salir de la aburridísima clase del señor Carlos, Patricia se dirigió a su compañero de mesa, por primavera vez en toda la mañana.
—Hugo, ¿podemos hablar? Por favor. —Dijo mientras recogían sus cosas.
ESTÁS LEYENDO
Nacer fue un fail
Teen Fiction¿Podré averiguar quién soy y lo que quiero hacer? Me llamo Martina, y os voy a contar cómo mi vida había sido un desastre desde que nací. Mis padres decidieron mudarse a Sevilla para superar un pequeño bache en su relación. Yo estaba a un año de ac...