El bioma era extraño. Similar a un bosque, repleto de árboles de tronco blanco y hojas rosadas. El césped parecía perfecto, era largo, verde y brilloso, acompañado de flores, todas de tonos rosáceos. El calor del lugar era asfixiante, aún más que en el más árido desierto, y las aguas de los ríos era fría, lo único capaz de refrescarte en aquel lugar.
Auron fue el primero en cruzar el portal, otro regalo de los Dioses para que los héroes abandonasen la monotonía de Karmaland, y sentía desmayarse.
Estaba casi que arrastrándose entre los árboles que le impedían ver el cielo, cansado más por el calor que por todo lo que había caminado.El héroe se detuvo, tiró la mochila del End, se sacó su camiseta y la guardó en esta, volviendo a colgársela en su espalda. Aún así, su cuerpo no parecía aliviarse.
Estaba caminando junto a una montaña, alegrándose al ver una grieta que parecía dar a una mina natural, esperanzado en que allí debajo haría menos calor.
Entró con cuidado de no caer, aliviándose al sentir como la temperatura descendía, aunque aún se sentía sofocado.Se sentó apoyándose en una pared de roca, disfrutando de la frescura que esta le proporcionaba mediante el tacto.
—¿Quién eres tú?
Auron abrió sus ojos y miró atento al hombre que estaba a su derecha, parado a casi dos metros de distancia.
Era alto, fornido, bronceado y con facciones maduras. No se veía fatigado por el calor, aunque el pelo castaño que parecía llegarle por los hombros estaba completamente enmarañado.
—Soy Auron —se presentó levantándose con cuidado de no alterar al otro, aunque podría matarle sin esfuerzo con su poderosa espada encantada— ¿Y tú?
—¿De dónde vienes? —preguntó, ignorando la interrogante del otro.
—Soy de Karmaland.
—¿Hacia dónde está eso?
—No lo sé realmente, llegué por un portal —resumió apoyando todo su peso en uno de sus pies— ¿Podrías decirme tu nombre?
—¿Mi nombre? Dios —respondió con sarcasmo.
El héroe de Karmaland, al escuchar sus palabras, esperó un rayo por parte de los Dioses, pero este nunca llegó.
¿Ellos no estaban presentes en aquél lugar? ¿O simplemente decidieron no manifestarse?—Curioso nombre —bromeó y prestó más atención hacia el hombre que tenía en frente.
Vestía una musculosa negra que le quedaba ajustada, manchada por el polvo que solía haber en las cuevas como esa. Los pantalones verdosos tenían una pequeña rotura en la rodilla izquierda y las zapatillas negras estaban notablemente desgastadas.
Unos googles verdes adornaban su cabello castaño y los ojos, oscuros y profundos, miraban directamente a su pecho.—Oh... —murmuró avergonzado cubriendo su pecho desnudo con sus pequeñas manos, recibiendo enseguida un indiscreto bufido.
Un pequeño silencio se hizo presente que causó más nervios en Auron, quien nuevamente comenzaba a sudar al no sentir el agradable frío del suelo.
—¿No tienes calor? —preguntó en un intento de desviar la mirada del hombre, alegrándose al obtener su objetivo.
—No —negó— ¿Tú sí?
—¿Porqué crees que estoy así?
—Para seducir a alguien, mariconetti —acusó, volviendo a hablar enseguida sin esperar respuesta— Deberías ir al río, ahí podrás refrescarte.
—Metí solamente la mano y casi me congelo —contó, recordando ese momento— Fue extraño.
Reborn, que así se llamaba el hombre, frunció el ceño, confundido por lo que el otro le decía.
—¿Pero qué dices, anormal? —cuestionó acercándose y tomándole de la muñeca, deseoso de volver a ver esos pezones, pero el otro se separó al instante.
—¡Estás helao'! —exclamó Auron.
El musculoso hombre estaba asombrado, puesto que al tocarle sintió la piel del contrario demasiado caliente pero, en cuestión de segundos, frunció el ceño volviendo a su común seriedad.
—Quiero que te vayas de aquí.
—¿Eh?
—Debes irte de aquí, regresa de donde viniste y no vuelvas.
Auron retrocedió cuando vio al otro acercársele agresivamente, estuvo a punto de sacar La Saqueadora pero se arrepintió al recordar que estaba prohibido por los Dioses. Normalmente desobedecía a aquellas poderosas entidades, pero habían reglas de gran magnitud que conllevaban un grave castigo y, si los acumulaba, podría ser expulsado de Karmaland.
Sin decir nada más se volteó hacia la salida de la cueva, caminando cada vez más ligero hasta el punto de correr. Esquivó con dificultad los árboles que interrumpían su camino sin dejar de correr, estaba sudando por completo pero mientras menos tiempo esté allí más rápido podría aliviarse en su amada casa-búnker.
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Pinky Nipples | Rebornplay
FanfictionAuron conoce a un hombre extraño en el medio del bosque. Un hombre al que le atraen mucho sus pezones.