Las primeras citas nunca estuvieron entre su lista de cuestiones favoritas. Seokjin observa el cielo nuboso y los ligeros vestigios del atardecer, y al otro lado de la calle, el campus de la facultad de artes se alza en su máximo esplendor. Yoongi parece nada más que un pequeño punto mientras camina en su dirección, con su mochila tambaleando entre sus hombros y sus piernas abrazadas por un par de jeans de mezclilla. Luce sonriente, tan radiante, justo como la primera vez.
Sus ojos parecen brillar mientras lo observa, y Seokjin solo ríe. Se siente nuevamente como un adolescente enfrentándose a su primera cita —con Yoongi siempre es así, algo nuevo en cada ocasión. El menor le da dos toques a la ventana del auto en espera de poder entrar, Seokjin lo piensa por un instante, es tan sencillo amar a Min Yoongi, tal como si se tratara de una cuestión natural.
—Ábreme la puerta, imbécil.
—Dios, Yoongi, no seas grosero.
Seokjin abre la puerta con cuidado y el pequeño chico ante sus ojos luce adorable con las mejillas sonrojadas, incluso si no para de maldecir.
—Eres un impuntual —dice el menor—. Me congelé por esperarte.
—¿No merezco tu perdón?
—No mereces una segunda cita, te lo aseguro.
Yoongi se tambalea en su asiento, cambiando la estación de radio y buscando una canción que le guste, tira todas sus cosas al asiento trasero y menea sus pies llamando la atención del mayor.
—¿Te gustan? —dice con una sonrisa mientras presume su nuevo par de botas.
—Por algo te las regale, ¿no? —Responde con una media sonrisa—. Siempre lucen bien en ti.
Yoongi cree que querer a Seokjin es fácil y hace demasiado ruido en su corazón, es tan sencillo como menear sus pies y encogerse en su asiento mientras una vieja canción ochentera suena de fondo. Su primera cita fue similar, y aunque ambos creían que después de tanto tiempo juntos una cita pintaba como algo para nada fuera de lo común, sí lo fue. Una película llena de sangre en el cine, para luego montarse en el paseo en bicicleta por las orillas del rio Han, la mejor parte fue la cena —la misma que ambos prepararon sin saber cómo. Fue de lo más común, pero estaba ahí, profundamente guardada en sus corazones. Y de la misma forma y después de cientos de salidas formales, se encontraban ahí, sonriéndose mutuamente mientras el tráfico de Seúl los abrazaba.
—A veces quiero golpear a todos —murmura Yoongi—. Nos presentamos el viernes y algunos aún no se saben las notas correctas.
—Igual te lucirás, Yoon. —El mayor responde con tranquilidad—. Tus solos siempre son los mejores. Y lo digo porque llevo un largo tiempo viéndote.
—Tu punto no es objetivo. —Yoongi acusa —. Tienes corazones volando de tus ojos cada que me ves, estoy seguro que aunque salga horrible tú dirás que fue increíble.
—Son los perjuicios del amor, acostúmbrate o muere.
Hay una cuestión sobre el invierno y las calles congestionadas, como si la ropa abrigada hiciera a las personas más lentas de lo normal y sus pasos se convirtieran en pisadas de tortuga. Yoongi maldice a la multitud mientras esperan en un semáforo, ¿cuál es su destino? No lo sabe, aunque le gusta intentar adivinar. Seokjin es impredecible y de la misma forma sus planes lo son. A veces le compra flores de distintos colores variando su humor, en otras ocasiones, lo invita a acurrucarse mientras buscan clásicos del cine. A veces solo duermen y otros días solo se besan hasta que siente sus bocas adormecerse.
Las manos huesudas de Yoongi tienen un algo, ellas acompañadas por su perfil dominante y la forma esponjosa de sus labios. A veces, cuando toca el piano solo para Seokjin, algunos detalles salen a relucir. Sus facciones se endurecen y si alguien presta la atención suficiente quizás pueda notar como arruga ligeramente la nariz con cada nota que acierta. Sus manos bailan al mismo ritmo de una melodía marcada y sus dedos parecen tener una fiesta sobre las teclas, observar a Yoongi mientras se presenta es una experiencia completa. De la misma forma que observarlo componer, rodeado de partituras y letras inconclusas, Seokjin a veces se escurre en medio, lleva un café o dos y le asegura que el mundo no explotara si toma un descanso.
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Tastes just like home. (ksj+myg)
Fanfikce( ksj ; myg) Hay algo bastante curioso sobre el amor, y es que, nada es lo mismo después de él. Una vez que llega, el tiempo se pausa, el mundo parece detenerse por un momento, para luego continuar con su rumbo. Yoongi lo sabe, el amor y la relativ...