Capítulo 8: Valentía.

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IMPORTANTE: LEER NOTA DE AUTORA.


Con las manos y la voz temblorosa contesté.

- ¿Dave?

- Lisa.. creí que nunca ibas a contestar.

- Mmm.. es que estoy ocupada... - le eché un vistazo a Jack, quien le hacía mimos al perrito. Involuntariamente sonreí.

- ¿Ocupada? - dijo divertido - ¿Y se puede saber qué estás haciendo?

- Traje a mi perro al doctor - afirmé.

- Que mala mentirosa eres, eh - soltó una risotada -. Tú no tienes perro.

Claro, él no sabía que yo tenía un perro.

- Yo.. mmh..

- Lisa, no tienes que decir nada que no quieras, ¿Lo sabes, no? - en ése momento me derretí.

Él pensaba que probablemente estaba ocultando algo y no quería incomodarme con preguntas. ¿Se puede ser más tierno?

- Ya te dije, tengo un perro, sólo eso - dije un poco molesta.

- Oh... yo.. bueno.. - después de una pausa incómoda volvió a hablar - quería preguntarte si... hmm.. si quisieras ir a verme jugar.

Un momento... ¿Acaso Dave juega? ¿Cómo es que no me había dado cuenta?

Sintiéndome torpe le pregunté -: ¿Tú juegas?

- Claro que sí, Lisa. Lo que pasa es que tú no te das cuenta de que estoy en el mismo equipo que el idiota de Scott porque te la pasas mirándolo sólo a él.

De pronto me sentí tan culpable. Y más por el hecho de que mi amigo tenía razón. Era tan grande mi embobamiento por Scott que ni siquiera me daba cuenta de lo que pasaba a mi alrededor cuando él estaba cerca.

- Lo siento - fue lo único que pude decir.

- Ya, no importa - cambió de conversación rápidamente - entonces... ¿Qué dices?

Tarde un poco en responder.

- Supongo que no me pasará nada si voy.

- ¡Genial! - exclamó un poco más alto de lo común - ¿Qué te parece si paso por ti?

Reí suavemente ante su espontánea alegría.

- Recuerda que no estoy allá. Mejor te veo en el campo.

- ¡Muy bien! Entonces allá nos vemos. No te olvides de que empieza a las seis de la tarde.

- Claro - y colgué.

Por supuesto que yo sabia exactamente la hora, no por nada siempre llegaba temprano a ver a Scott.

***

Me encontraba sentada en la primera fila de las gradas. Dave me había dado ese "privilegio" ya que era su invitada y todos los invitados de los jugadores tenían el derecho de poder sentarse en la primera fila.

Para mi era una tortura el tener que ver a Scott tan cerca y sentirme culpable porque se suponía que yo venía con Dave pero me era imposible el quitar mi vista del gran trasero de Scott, era como estar en el paraíso. Sí, efectivamente era toda una pervertida.

El juego casi acabaría. Dave estaba por a hacer un gran pase, y lo habría logrado si no hubiera sido por el codazo que le dio Scott en la nariz. Por supuesto, fue a propósito.

Creía que Dave se levantaría en cualquier momento y seguiría jugando como lo había hecho las veces pasadas pero no fue así, en su lugar el maldito de Scott se reía. Una ira tremenda se apoderó de mi, me levanté y caminé hacia donde estaba mi amigo sin importarme las miradas de las estúpidas porristas y los gritos que lanzaban.

Me adentré en el bullicio de gente que estaba alrededor de Dave.

Cuando llegué lo primero que escuché fue su grito.

- Joder, que me dejen en paz. ¡Estoy bien! - decía mientras intentaba detener la hemorragia con sus manos.

¡Pero que hombre tan terco!

- Deja de ser tan terco y deja que los doctores te revisen, imbécil - espeté un poco nerviosa.

Todos voltearon a verme pero pronto desviaron la vista hacia alguien que venía detrás de mí.

No tuve que esperar mucho para darme cuenta de quien era.

- No seas marica, Dave. Levantate, no fue para tanto; además tu fuiste el idiota que se atravesó - río con burla.

Oh no, no debiste decir eso amigo.

- ¿Te puedes callar el puto hocico, Scott? - eso es todo, estoy harta de éste imbécil, no me importa lo muy bueno que esté - En serio amigo, todos sabemos que estás celoso de Dave, lo digo porque te diste cuenta de que él es mejor que tú en todo - me burlé.

Enojado y rojo hasta las orejas, gruñó -: Vete a la mierda.

- No gracias, no tengo ganas de ir a tu casa - contraataqué.

Echando más que humo, dio la vuelta y se fue con la perra de su novia. Repentinamente el entrenador soltó una carcajada bastante ruidosa.

- Joder, niña - volvió a reír - tienes agallas para decirle eso a éste imbécil.

Sin poder evitarlo reí con él pero me callé en cuanto miré a Dave.

- ¿Podría llevar a Dave a enfermería? - pregunté dudosa al médico del equipo.

- No hablen de mí como si de verdad no estuviera aquí - dijo molesto, aún sentado en el pasto.

Ignorándolo proseguí -: Creo que eso sería lo más adecuado.

- Bien - aceptó-. Pero no quiero que se vayan a otro lugar, ¿De acuerdo?

¿A otro lugar? ¿Qué estaba insinuando? Me sonrojé y asentí.

Entre dos de sus amigos lo ayudaron a levantarse, de ahí en adelante lo demás él lo hizo por su cuenta.

*****


Sé que es corto y aburrido pero la verdad es que mi cabeza no da para más.

No sé que me pasa, al principio la historia iba muy bien en mi cabeza pero de un de repente ya no supe que escribir, las ideas no son claras en mi mente y realmente no quiero cagarla a la hora de escribir; ustedes han sido unos ángeles por tener paciencia y esperarme.

No tengo excusas, solamente el hecho de que no tengo imaginación, me duele dejarlas esperando mucho tiempo porque yo se lo que se siente cuando no actualizan una historia que te gusta mucho; debido a eso estoy pensando seriamente en pausarla para así tener más tiempo para acomodar las ideas en mi mente y no dejarlas esperando tanto tiempo pero eso aún no es definitivo, necesito pensar lo que voy a hacer.

Gracias por su espera.

¡YA NO SERÉ GORDA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora