🥀EL ENCANTO DE LA BESTIA {LARRY STYLINSON}🥀

Precepto

Los trajes habían sido traídos y guardados hasta el día del baile, los sirvientes ajustaban los últimos detalles para que el gran salón quedará perfecto, sería un día especial.

El manto blanco que cubría a todo el pueblo de Eguisheim y sus alrededores era grueso, pero ni eso impidió que Harry fuera a visitar a la Bestia. No lo había visto en dos días y lo extrañaba, mucho.

Faltaban cuatro días para el cumpleaños del Rey, el traje que le había conseguido su madre no era de la tela más cara y mucho menos hecho por la mejor costurera de Francia pero era bonito y Harry se sentía realmente cómodo con el.

Así que iba camino al castillo, decidido a terminar hoy el libro que habían comenzado a leer hace una semana, lo ayudaría también a controlar los nervios que sentía de repente al recordar los días que faltaban para depositar la llave de su corazón en las manos de la Bestia. ¿Era muy pronto para decir que lo amaba?

Miro detrás de él, las últimas semanas sentía que alguien lo seguía pero se lo atribuía a sus nervios, a su emoción por la llegada de ese día y porque de alguna manera siempre tenía que estar alerta por si alguien en el pueblo decidía jugarle una broma pesada como la vez que lo hicieron caer en la fuente mientras le cantaba a Darcy cuando compraban verduras para la comida.

Le atribuía a su gran imaginación los ruidos de la nieve siendo pisada detrás de él y lo que parecía ser una persona ocultarse detrás de los troncos de los árboles.

-¿Listo para terminar la historia? –estaba en la biblioteca, la inmensa habitación que Louis le había regalado. El Rey por un momento pensó que su corazón dejo de latir, y así de rápido como lo pensó, recordó que Harry y el no habían terminado de leer ese cursi libro. El rizado jamás diría eso sobre la historia de ambos. El día se acercaba y eso lo ponía paranoico.

-S-si Hazz –ni siquiera podía sonreírle un poco, la sensación de ahogo se apoderaba de él cada vez más. Algo andaba mal. No, solo eran sus nervios.

-¿Pasa algo? –fruncía el ceño preocupado por la Bestia que tenía enfrente. Se arrepintió por el hecho de no haber ido dos días, tal vez le pasó algo y no le va a decir; quizás la hechicera lo visito, quizás habían intentado irrumpir en el castillo, quizás le diría que ya no habría baile y lo terminaría corriendo de su castillo.

-No... En realidad si... Yo, en los días próximos a mi cumpleaños me pongo muy nervioso Harry –se paso las grandes manos por la cara, con frustración- ¿Sabes? Creo que es porque siempre suceden cosas malas ese día.

-Lou, nada malo ocurrirá. Te lo prometo, si algo llegase a pasar yo daría la vida por ti –el color verde y azul se unieron; la nieve pareció irse por un momento para darle espacio a un cielo azul despejado y un campo tan verde que parecía sacado de la historia más bonita jamás contada.

-¿Qué? No, Harry ¿Por qué harías eso? No quiero que mueras por mi. Nadie morirá, deja de decir eso –no quería ser grosero, eso es lo que menos deseaba, pero la sola idea de escuchar la palabra muerte le formaba un nudo en la garganta y un miedo innato lo invadía; el no se moriría, no perdería a nadie más, su corazón no lo aguantaría.

Harry merecía todo lo bonito en este mundo y Louis no se lo podía dar; porque su vida dependía de una rosa que cada vez perdía pétalos más rápido y de un encanto casi imposible de romper.

-Algún día pensé en escapar contigo –se juro a si mismo no decirle nada, pero allí estaba, con las mejillas color carmín y mordiendo su labio inferior tratando de reprimir una sonrisa.

-¿Qué? –escapar se escuchaba mejor que morir. Definitivamente.

-Cuando regresé... Yo pensé en escapar contigo –no pudo más y río bajito, apenado- tengo dinero guardado y tú tienes este castillo, venderíamos algo para poder viajar a otro lugar, donde nadie nos conociera.