11.- Escuela de Protección.

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A: 16 de Junio del 2011

Encontré un llavero con diez llaves.

Mariana: Tu padre mandó por mí y no sé si vuelva a verte. Arriesgándome te dejo esta carta.

También ropa que creí perdida, pasadores y dulces.

En primera, espero la encuentres. Si la has hallado, debo pedirte perdón por mentirte.

Escribí y borré a tiempo los números de Gustavo, mis dobles I, Super Afro y Agus, así como el mensaje de Gustavo antes de que mi padre entrara y me comenzara a confiscar algunas cosas, entre ellas el celular.

Gustavo también se irá. Me prometió regresar antes de Agosto si no encuentra a quien necesita.

El primer día me culpé. Al segundo me puse a empacar.

En caso de tardar más me prometió que enviaría a alguien. Me juró que le reconocerías.

Mi padre volvió cuando se enteró que alguien había entrado a la habitación y me dejó una nota de advertencia pegada.

No le digas a nadie que estuvo aquí;

Tuve que comentarle sobre lo que me dijo Cristhian la última vez y lo que la nota decía.

Espero tener la oportunidad de llamarte y volver a verte.

A pesar de asegurarle que nada me había pasado, y que era posible que al estar entrenando me protegía, me dijo que tenía una hora más antes de partir. Ya no era seguro, me habían encontrado. Entre más tiempo pasábamos juntos y allí, el peligro aumentaba para ambos.

Cuídate.

David.

Alberto entró y me pidió apresurarme.

El llavero, las medallas que ganaron los dobles I, la hoja donde escribí el código y sus números, la carta que tras el buró encontré escrita por Agus y la que encontré escrita por mi madre, las guardo esperando de ello no llegarme a desprender.

Antes de hablar otra carta se unió: la suya. Me pidió guardarla bien y cuando estuviera sola la abriera, y luego la quemara para borrar la evidencia de ella.

Al bajar supe que no iríamos a Veracruz. Y que era posible que tampoco fuéramos con mi madre.

Alberto bajó del auto durante el camino. Solo quedábamos mi padre, mis maletas y yo.

Tuvimos una plática que saltaba de enojo y regaños a protegernos. Me regresó mi celular con otro número, y solo su número y el de mi madre ya registrados. Lo último que le pedí antes de sumirme en silencio fue que cumpliera y no abandonara a mis dobles I. A cambio me pidió también cumplir y que no comentara sobre mí.

Tras bajar en el nuevo sitio, me entregó su reloj de plata. Yo lo acepté como significado de, aunque distanciados, enojados o imprudentes; nos teníamos, protegíamos y nos volveríamos a ver.

Frente a nosotros hay una arquitectura gótica que sólo he visto en iglesias. A ambos lados de ella se encuentran tres casas blancas hechas con ladrillos y tejas rojas, cada una rodeada por una cerca, y al lado de éstas, una vivienda que tiene un tipo de fachada industrial protegida por barrotes. Cuadrada y gris, forma y color que para ésta última ocuparon.

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⏰ Última actualización: Jul 22, 2020 ⏰

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