Por fin es Sábado, podré descansar completamente, todo el día echada en la cama. De verdad me hace tanta falta, que no quiero que mi fin de semana termine nunca.
Pero desgraciadamente debo comer, y estuve tan ocupada toda la semana que el refrigerador está totalmente vacío, así que tendré que salir a comprar algo, ¡Que pereza! Por mi no iba, pero se que por la tarde mi hambre será voraz.
Cerca del edificio hay un lugar donde venden comida, así que es mi primera opción, y de paso a la tienda por algún antojo.
- Buenos días Señora - me dirijo amablemente a la encargada del puesto.
- ¡Hola hija! ¿Que vas a llevar?
Le eh comprado un par de veces pero la Señora por alguna razón me identifica bastante bien. En el lugar tiene los platillos a la vista, así que echo un vistazo y lo que más me llama la atención es un delicioso (a vista) pollo en crema de champiñones.
- Este pollo se ve muy bien - Le comento mostrando el recipiente.
- Está receta es nueva, y está muy rico. Te lo recomiendo.
- Está bien, confiaré en su sazón - le aseguro con una sonrisa.
En la tienda paso por un jugo de arándanos y unos twinkies de fresa.
El día en realidad es bastante tranquilo, no hay mucho sol y el aire es fresco. Me detengo un segundo a la mitad de la calle y respiro profundo, al ritmo del viento. Se siente tan bien, la sensación de aire fresco en los pulmones es curativa.
Podría quedarme el resto de la tarde en el parque, pero realmente mi cansancio es increíble. Así que sin pensarlo tanto me dirijo al edificio donde vivo. Solo camino un par de minutos y ya me encuentro en la entrada. Lo único en lo que pienso es en mi cama. Estoy a punto de tomar el elevador y ¡Sorpresa!...
- Don Cheo - volteo a ver al portero con cara de disgusto - hace apenas unos momentos lo usé, ¿Que a pasado?
- Una disculpa señorita Esra, en realidad acabo de desconectarlo para el mantenimiento, tardará quizá una hora - contesta apenado.
- Bueno ni hablar - suspiro - la vida quiere que haga más actividad física.
Vivo en el piso 8, así que subir hasta allí en escaleras me parece una eternidad, pocas veces desde que vivo aquí me ah tocado usarlas.
Después de unos minutos estoy en el piso 6, falta tan poco. Pero siento que no puedo más. Sí, definitivamente mi condición física no es la mejor. Me tomo un pequeño descanso sentada en las escaleras, como nadie usa las escaleras no seré un estorbo.
- ¡POR FAVOR! VETE DE AQUÍ...
Escucho de repente seguido de algunos golpes, eso me hace exaltarme y automáticamente me levanto para seguir mi camino. Voy pasando por la puerta de dónde se origina tremenda discusión. Al parecer son pareja, algo muy malo ah de ver pasado para presentar ese show...
- ¡¡¡CUIDADO!!! - grita de repente el chico, y no me doy cuenta de que la advertencia era para mí hasta que una chica rubia se estampa conmigo, ocasionado que ambas nos encontremos en el piso.
Toda la comida que traía se derramó sobre nosotras, la chica estaba tan enojada que ni siquiera se disculpo, y parecía que la tenía sin cuidado tener comida en la blusa, solo se levantó y comenzó a gritar de nuevo...
- ¡¿TE DAS CUENTA LO QUE OCASIONAS?! - grita al chico mientras yo aún estoy en el suelo.
El golpe realmente me dolió, me levanto cuidadosamente, y recojo la bolsa donde venía lo que comería y lo demás que traía en las manos. Apenas me estoy incorporando y la chica pasa junto a mi dando un empujón, ni siquiera está viendo por dónde va...
- Esta en mantenimiento - le digo cuando veo que está pidiendo el elevador.
Ella solo me mira con disgusto y se va por las escaleras sin decir nada.
- Lo siento mucho, de verdad me avergüenza ver qué sin querer fuiste parte de esta situación - se disculpa el chico, está de verdad apenado, tanto que le gana a su enojo, aunque este aún está presente.
- Ay no te fijes, no pasa nada.
En realidad solo estoy siendo amable, me molesta saber que mi comida se desperdicio.
- Imagino que lo que se llevó en su blusa era tu comida.
- Sí, estás en lo correcto.
- Puedo pagarte... - ofrece amablemente, ya sin rastro de enojo.
- No es necesario - mi tono de voz es solo neutral, no puedo culparlo por la situación - Después de una pelea así con tu novia en lo menos que debes...
Me interrumpe alzando la mano.
- Esa chica es mi hermana.
- ¡Ups! No era mi intención... - ahora la apenada soy yo - es que...
- Tranquila, creo que yo hubiera pensado lo mismo.
Ahora está más relajado, creo que mi imprudencia lo calmó.
- ¿En qué piso vives?
- En el 8
- Vamos. Te cambias y te invito a comer.
- En verdad no es necesario - contesto amablemente con una sonrisa.
- Anda no digas más.
Me dirije a las escaleras y me permite pasar primero. Es tan amable que parece que no es el mismo chico que estaba peleando hace un momento. Y ahora que lo pienso. Ni siquiera se su nombre.
- Me vas a invitar a comer y ni siquiera se tú nombre.
- Es verdad - contesta mientras se pasa la mano por la cabeza - Soy Jaseem, mucho gusto - me extiende la mano.
- Esra - le devuelvo el saludo.
- Que lindo nombre.
El cumplido sencillo realmente me sonrojo, así que sonrió apretando un poco los labios.
Los dos pisos que faltaban se hicieron más cortos con su compañía, aunque en realidad no dijimos nada, creo que el ambiente no ayuda.
- Bueno es aquí - señalo la puerta - No tardaré.
- Tranquila estaré aquí.
Entró y antes de cerrar la puerta vuelvo a sonreír, me siento como niña de secundaria con toda esta situación y estos nervios. Rápidamente dejo las cosas en la mesa y voy a mi recámara a cambiarme, unos jeans azul y una playera gris son perfectas, me miró brevemente en el espejo y tomo una bolsita para guardar las llaves y algo de dinero. En eso recuerdo que mis planes hoy eran estar acostada todo el día, y gracias a esa pelea estoy por salir a comer con ese chico Jaseem.
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La vida en Morado
Teen FictionEsra está a punto de conocer a alguien que le dará un giro inesperado pero necesario a su vida.