𝒊 𝒘𝒊𝒔𝒉 𝒊 𝒘𝒉𝒆𝒓𝒆 𝑯𝒆𝒂𝒕𝒉𝒆𝒓

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Todavía recuerdo aquel día con exactitud, era tres de diciembre. Nosotros nos encontrábamos sentados en la parada de autobuses, esperando el autobús que nos llevaría a la universidad. Mientras estábamos sentados, miramos como los copos de nieve caían lentamente de una forma delicada y elegante, llegando a hipnotizar a cualquiera que lo vea. Yo iba vestido con muchas prendas y aún así podía sentir el frío calar mis huesos con fuerza. Al parecer tú lo notaste, pues me miraste preocupado y te acercaste un poco más a mí para colocar tu mano encima de mi hombro. Pude sentir un pequeño escalofrío recorre todo mi cuerpo y no sabía si era debido al frío o porque con el simple tacto de tu mano me haces enloquecer.

¿Tienes mucho frío? —me preguntaste con una mirada de clara preocupación, pero aún así tus ojos no dejaban de brillar como dos pequeñas y hermosas galaxias las cuales no me cansaba de explorar y admirar.

—No, estoy bien —te mentí con una pequeña sonrisa nerviosa, mientras me abrazaba a mí mismo para poder otorgarme tan si quiera un poco de calor, cosa que no funcionó.

De un momento a otro vi como te quitaste tu suéter y lo colocaste con delicadeza por encima de mis hombros. Yo te miré sorprendido y tú solo me otorgaste una cálida mirada. Rápidamente te devolví tu suéter mientras te preguntaba el porqué te lo habías quitado si hacía mucho frío, pero tú no dejabas de insistir en que me lo pusiera. Después de varios minutos en donde yo te decía que no y tú decías que si, al final me pusiste el suéter a la fuerza. Aunque no lo dije en voz alta, estaba agradecido con eso.

Se te ve mejor a tí que a mí —me dijiste con una gran sonrisa, dejando ver tus hermosos dientes delanteros.

Aquellas palabras hicieron que sintiera algo cálido dentro de mí y por un momento dejé de temblar de frío. Mientras que tú me colocabas el suéter, yo no dejaba de mirarte con detenimiento, pensando en lo hermoso que eras como persona y en lo mucho que me gustabas. Si las demás personas vieran la forma en la como te miraba, de seguro descubrirían en un minuto lo que tú no pudiste hacer en trece años. 

Cuando terminaste de colocarme tu suéter, me miraste con una gran sonrisa para después desviar la mirada hacia la calle y ver como nuestro autobús cada vez se estaba acercando. Me quedé quieto en mi lugar tratando de procesar que fue lo que sucedió. Lo único que hice fue apretar el suéter por el área de mi pecho y cerrar por un momento mis ojos, dejándome llevar por el delicioso aroma que éste desprendía. Tu aroma. Eres sensible a los olores por lo cual no utilizas perfume. Te encanta el olor del Suavitel y siempre utilizas el mismo. Aquel que te recomendé hace meses atrás y no dejaste de utilizarlo desde ese entonces. Conozco tus gustos, sabía que te encantaría. Si tan solo supieras lo mucho que me gustabas, habrías entendido lo importante que era para mí aquellas pequeñas acciones.

Yo estaba usando tu suéter, simplemente no me lo podía creer. Por alguna extraña razón me sentía cálido. Me sentía en casa. Por un momento imaginé que en realidad tú me estabas abrazando y por eso se sentía tan bien. Imaginé tus brazos rodeando mi cuerpo, apoyando tu mentón en mi hombro mientras que yo me aferro a tu pecho como si tuviera miedo a soltarte. Como si mi vida dependiera de ello. "¿Acaso algún día este sueño se podrá cumplir?" Es lo que me pregunté en ese momento.

Salí de mi burbuja al escuchar tu voz llamándome para subirnos al autobús, es ahí donde me dí cuenta de lo que estaba haciendo y traté de actuar normal. Mentalmente me regañé por imaginar aquellas cosas cursis las cuales estaba más que seguro que nunca iban a suceder, pero... no está de más ilusionarse un poco ¿verdad?. Aunque en el fondo sabía que estaba mal lo seguía haciendo, ¿por qué? ni yo mismo lo sé. Tal vez me gustaba lastimarme a mi mismo.

Heather • Kooktae [국태]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora