Capítulo 41

57 1 0
                                    

Ha pasado un mes y algunas semanas desde lo que pasó cuando fui secuestrada, pero hay cosas que no recuerdo. Por ejemplo, ¿Qué pasó en ese tiempo? ¿Por qué? Son muchas preguntas que nadie cree saber. Pero a decir verdad, en lo más profundo de mi no quiero saber. Es estúpido pero me siento libre al no saber, como si fuera una persona diferente.

Pero todo está mal, se que esta mal. Mi mente solo está bloqueando algo que se lo que es pero no quiero profundizar.

Se las respuestas, se todo lo que pasó pero quizás, el terror de enfrentarme a la verdad y darme cuenta de lo ignorante y egoísta que fui no me agrada.

Siempre me creí la chica valiente, esa que podía lograr cualquier cosa y que a pesar de todo lo malo que se interpusiera en su camino ella lo enfrentaría.

Reprimí cada sentimiento de dolor que me causó la muerte de mi familia, pretendí seguir normal como si nada hubiese pasado, pensé que así, me haría un favor de no sentirme herida y vulnerable.

La verdad es que, nunca fui valiente ni podría obtener las cosas que yo quería como decían mis padres.

Pero algo, por más pequeño que sea tiene que cambiar para bien o para mal. No puedo quedarme sin hacer nada.

Hace unas semanas que me estoy viendo con Thierry, él me está ayudando con todo esto y con mi idea para que ya no se ande paseando como un humano más porque a decir verdad, él es un monstruo que no merece ni respirar.

Bajo las escaleras con un poco de prisa y con cuidado. Cuando me doy cuenta de que todo está muy callado bajo despacio, tratando de escuchar cualquier sonido pero nada.

Me adentro en la sala y sigo por unos de los tantos pasillos que hay. No hay nada, hasta que me acerco lo suficiente hasta una puerta cerrada donde se escucha un poco de ruido. Espero un momento y me escabullo dentro de la habitación cuando escucho el agua caer. Casi no hay decoración, en pocas palabras está habitación está desierta, salvo por la cama, mesita de noche, una lámpara y las gavetas.

Con pasos lentos voy hacia las gavetas y sobre esta está su arma.

— Veamos que tienes aquí, Alec —susurro por lo bajo y comienzo a revisar en la mesita de noche.

Hay un pequeño cuaderno de anotar números y algunas han sido arrancadas y las que quedan están en blanco. ¿Por qué tener un cuaderno de anotar números si los vas a arrancar? ¿No se supone que es para dejarlo anotado y que no se te vaya a olvidar? En fin, no hay nada más.

Veo que al lado su arma hay un teléfono y en la cama otro. ¿Para qué dos teléfonos?

Después de escuchar que aún el agua sigue cayendo revisó el celular y solo uno está desbloqueado.

Voy a llamadas recientes y ¡bingo! El número de la persona que Alec habla en los rincones. No encuentro con que anotarlo así que lo veo lo suficiente hasta que no escucho el agua caer. Son números fácil por lo que espero acordarme después.

— ¿Qué haces aquí? —lentamente dejo el teléfono donde estaba y sostengo el arma. Es un intercambio.

¿Tan rápido ya salió?

— Te busco —digo, sin voltearme aún y jugando con el arma en mis manos. La verdad es que es pesada. Primera vez que sostengo una.

— Me encontraste, ¿qué quieres? —pregunta con su habitual tono de desagrado. Cabe decir que ya estoy acostumbrada.

— Quiero que... me enseñes a usar una de estas —fue lo unico que se me ocurrio en ese momento. Quizas lo ultimo que quiero es aprender a usar un arma pero para ser sincera no me vendría mal aprender. Doy la vuelta para darme cuenta de que solo una tualla cubre la mitad de su cuerpo, rapidamente quito mi mirada de su torso desnudo, donde las gotas hacen un recorrido lento hasta perderse en el borde de la toalla.

— ¿Solo para eso? Podías haberme esperado afuera y no entrar...—se detiene cuando ve el arma dando vueltas en mis manos. Resopla por lo bajo y trata de quitarmr el arma pero doy un paso atras—. Dame eso, Cassandra. No es un juguete.

Ya lo sé.

— Siento haber entrado asi, no volverá a pasar —digo antes de poner el arma en su lugar. Suelto un corto suspiro y camino a la puerta.

— ¿Solo por eso viniste? —me detendo al escuchar su pregunta, tan lejana y distinta lo que me sorprendio un poco.

"Vine a revisar tu telefono, no es la gran cosa" era obvio que no se lo diría pero, ¿se habrá dado cuenta?

— ¿Esperas que haya venido a algo distinto? —lo miro buscando el porque de su cambio.

— No, solo quería saber si necesitabas algo mas.

Lo capto enseguida, es su forma de decir que me vaya, que no vuelva a entrar a su habitacion y que si necesito algo que lo busque en cada rincon de la casa pero no en su habitacion. Al parecer, es su lugar seguro donde puede tener privacidad.

Me voy a mi habitacion aun con los numeros en mi cabeza, lista para averiguar eso que Alec esconde.

En El Olvido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora