20 de noviembre, 1801
Manhattan, New York
-Sé que puedo tener un humor un tanto...
-¿Bizarro? -la joven risa de su amigo le dejó en claro que nunca lo podría tomar en serio, ni por pena debido a que era menor por unos cuantos meses-. Price ni, aunque lo intentaras, podrías.
-Iba a decir único. Mi humor es único, Philip -se dio la vuelta levantando los brazos en el aire y quitándose el sombrero, giró sobre sus talones, logrando que las personas que pasaban por las calles de Manhattan admiraran su traje.
Si bien su compañero tenía mayor renombre, él no le hacía justicia a su apellido. Ambos eran jóvenes de diecinueve años y apenas graduados de Columbia, listos para lo que el futuro les deparara. Incluso tenía que admitir las cualidades físicas de los dos, su amigo, Stephen Price como para darle un repunte a su nombre, valor, dinero y un traje aguamarina nevada con detalles dorados tanto en el cuello, bolsillos y mangas, semejantes a gotas del mismo sol de la tarde, un chaleco gris más o menos del tono de la neblina en invierno, pero lo suficientemente brillante y capaz de captar algunas miradas. De que sabía las formas de aprovechar sus recursos sabía hacerlo.
-Sigo manteniendo firme mi opinión, por más que sea único, no hay muchas personas que lo entiendan -se encogió de hombros esperando lo más inevitable que podría pasarle a su amigo por caminar de espaldas-. Y eso hace que la mayoría de las damas huyan de ti.
-Ahí tienes un punto -lo señaló tanto con su índice como con el atributo más sobresalía de él, sus ojos verde esmeralda debajo de ese cabello castaño que parecía un bosque por la cantidad de ramas que cabrían ahí si se lo propusieran-. Por algo son "la mayoría", no cualquiera sería capaz de vivir con un Price.
Philip levantó una de sus cejas y con una sonrisa de curiosidad de intermediaria, apresuró su paso y le quitó, el sombrero negro de copa, de las manos de su amigo para colocárselo sobre sus propios rizos sueltos. Stephen finalmente se dignaba a caminar como las personas normales.
-¿Será que alguien anda interesado en alguna?
En realidad, no sabían bien hacia dónde caminaban, y a lo mejor parecían dos tontos si no fuera porque Philip era más conocido por su padre que por otra cosa. Aunque ninguna de las dos cosas neutralizaba a la otra. Acomodándose el chaleco azul casi zafiro con botones dorados, esperó atento a la respuesta del aludido, mientras caminaba a pasos agigantados solo para provocar suspenso.
-Más bien, el que debería de estar preguntándose eso eres tú.
-Stephen... No eres gracioso.
-Ja -soltó una risa seca- mira quién ahora anda ofendido.
-No, en serio, lo que necesito es enfocarme en mis estudios y lo demás ya vendrá -se sinceró aún con su brazo enganchado con el contario.
-Eres mayor que yo, Philip. ¿No decías que tu madre andaba preguntando eso la otra vez?
Se soltó, quitándose el sombrero de la cabeza y lo observó, a la vez que le daba la vuelta, entre sus dedos.
-Supongo que tendré que darle un poco al público, ¿no lo crees? -aquello lo había escuchado una vez de la boca de su padre antes de dirigirse a una de sus ponencias.
-Depende.
-¿Por qué no te has conseguido una, don encantador?
-Ah -negó sin ser capaz de formular algo para refutar sus palabras de forma coherente, por lo que se cruzó de brazos y con los labios fruncidos dijo-: Ese fue un apodo que no debe ver la luz del día.
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In the Winter's Trail - one shots lams
De TodoEsta es una colección de historias, algunos cuentos y por lo general one-shots de parejas que rondan a menudo en mi cabeza. Adéntrate a mi mundo si te atreves, quedas advertido. Para más información, revisar el índice. Incluye: • Lams • Kingbury • H...