Una noche muy lluviosa en un pequeño pueblo en un autobús un niño llamado Francisco al retornar una casa con sus compañeros por una carretera muy oscura después de haber ganado el torneo de fútbol.
Exclamo en el camino:
–No hay nadie más listo que yo, ni capaz de superarme en inteligencia y astucia. Francisco era un niño muy soberbio y volvió a exclamar:
–Reto al mismo Diablo a que me demuestre si es más inteligente que yo.
La actividad en el autobús se paralizo sus compañeros se asustaron, no se oían risas, ni bromas, en realidad no se oía nada. Francisco había retado abiertamente al Diablo. Todos los presentes lo miraban con terror, poco a poco, el bullicio comenzó a crecer aunque el ambiente era lúgubre, sin alegría. Sólo había susurros ahogados y miradas furtivas.
Francisco se enfureció aún más, de un salto se puso de pie mirando con desprecio a sus compañeros, muy confuso. A un lado de la carretera Francisco vio a un siniestro caballero vestido completamente de negro y con un sombrero de ala ancha que cubría su rostro, pero los ojos del desconocido relucían con un brillo maligno en la oscuridad y el miraban fijamente.
El miedo se apoderó de Francisco, aquel tipo era aterrador, pero él no se dejaba amilanar fácilmente y solo lo miro hasta el final.
El desconocido tenía un brillo en sus ojos que era muy intenso y frío.
Al llegar a la parada de donde vivía Francisco se encogió de hombros, y con un gesto despectivo, se dio media vuelta y se dirigió a su casa. Al principio, Francisco iba tan confiado y ufano como siempre pero la sensación de estar siendo seguido por alguien que iba a acentuar con cada paso que daba. Empezó a mirar inquieto hacia atrás, pero no conseguí ver nada aunque la sensación era ya abrumadora, de vez en cuando creía ver la sombra del enmascarado acercándose cada vez más.
Francisco aceleró el paso, tenía la impresión de oír los pasos de su perseguidor cada vez más cercano, y el terror se iba apoderando de él, nunca el camino hasta su hogar le había parecido tan largo. Corrió. Cuando por fin llegó a casa, Francisco estaba completamente aterrorizado, rápidamente echó el cerrojo de la puerta y corrió a verificar, una a una, todas las ventanas. Cada vez que comprobaba una ventana podrá ver al desconocido paradoja frente a la casa, esperándole.
Después Francisco esperó a ver qué pasaba. La tensión y el miedo iban creciendo en él, pero no pasó nada. Cada pocos minutos se asomaba por la ventana, y cada vez el desconocido seguía allí, parado, esperando. Francisco estaba desesperado, su mamá ingreso a la habitación de él. Y le dijo:
-¿Qué sucede hijo, estas muy asustado? El niño respondió:
Vi a un hombre en el camino que me asusto mucho era aterrador. La mamá le dijo que tratar de descansar que no era nadie importante, solo una persona que transitaba en la carretera. Pero Francisco seguía inquieto, después de tratar conciliar el sueño, tuvo una pesadilla y en ella tuvo problemas con el hombre aterrador, que le dijeron:
–Soy el Diablo, y estoy aquí puesto que me ha retado, a mis oídos han llegado que te consideras más listo que yo. - Su voz sonaba siniestra y profunda.
El Diablo le dijo a Francisco que iba a llevárselo al Infierno donde purgaría sus pecados y pagaría por su soberbia. Francisco sabía que había llegado su hora. Desesperadamente despertó y grito con tantas fuerzas que su mamá angustiada corrió a su dormitorio y lo que llorando, tembloroso.
Al día siguiente la mamá tenía él para convencerlo de que vaya a la escuela, pero estaba muy nervioso sabía que había cometido un gran error, al final el niño se cambió de ropa y fue a la parada de autobuses. El día estaba aterrador muy nublado, muy gris con mucha lluvia, al final de la clase al retornar una casa determinada que alguien lo vigilaba, lo perseguía.
Así que comenzó a hacer cosas para tratar de proteger como usar un crucifijo, rezar todos los días, la paranoilla se estaba apoderando de él, el distanciamiento de todos vivió en total soledad tratando de remediar lo que había hecho.
En el transcurso de un año, el Diablo volvió a presentarse y esta vez su presencia fue más notoria, Francisco estaba muy nervioso, asustado y solo pedía ayuda pero, el Diablo estaba furioso y humillado, ¡aquel niño se había atrevido a desafiarlo! Quería darle una lección que jamás olvidaría.
Esta vez Francisco pidió que el Diablo que no lo castigara. Pero la situación era demasiado para el niño que en una noche gris con mucha lluvia se quitara la vida. Tal como era, soberbio, altivo, era completamente imposible que cruzara las puertas del Cielo y, por lo tanto, requerían ir al Infierno.
Francisco se quedaba en tierra de nadie, entre el Cielo y el Infierno, solo ya oscuras, suplicando ayuda.
El Diablo burlón, había estado esperando todo este tiempo su venganza, y esta era su oportunidad. Le negó la entrada al Infierno, pero como burla, le asignó un brasa que no dejaría de arder con el fuego del infierno para iluminar su camino. Comenzó a vagar eternamente, sin pertenecer a ningún lado, en busca de un lugar donde encontrar el descanso final.
Desde entonces, cuenta la leyenda que Francisco comenzó a vagar en las noches lluviosas buscando nuevas víctimas y solicitadas a sus acompañantes un truco o un desafío para luego atormentarlos y apoderarse de sus almas.
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UNA NOCHE LLUVIOSA
HorrorEN UNA NOCHE OSCURA FRANCISCO COMETIÓ SU PEOR ERROR DESAFIÓ AL MISMO DIABLO Y VIVÍA ATERRORIZADO