E I G H T

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Después de un ligero trayecto, en el cual conversaron tan amenamente que Alexby casi olvida que iban camino a un restaurante, y gritaba una frase de "¡Oh, tío esta está buenísima!" una tras otra cada vez que se acababa una canción y el sonido del estéreo del coche que subía cada que Alex las decía, lograron llegar a su destino.

Alexby quiso decir que se encontraba enfermo y no podía entrar pero ya era demasiado tarde, no tenía caso llorar si ya estaba muerto.

Al entrar al restaurante se dió cuenta de un dato sorprendentemente bueno, el restaurante no era la cosa más lujosa en la que había estado, pero de hecho era un buen restaurante y en el fondo siempre había tenido ganas de ir ahí.

Justo como lo esperaría de Fargan, un restaurante que no es asquerosamente elegante, pero tampoco eran los tacos de la esquina situados en un lugar de mala muerte con carne de dudosa procedencia en los que veías al cocinero rascarse los cojones con la misma mano con la que agarra tus tortillas.

El término medio, lo cual era simplemente perfecto.

Se sentaron en la mesa anteriormente reservada, y se dispusieron a charlar de la vida mientras esperaban que llegasen sus órdenes hasta que Fargan se excusó para ir a utilizar el baño. Alex no hizo más que asentir junto con un "Sí, no te preocupes".

Gracias a eso, Alexby aprovechó para contemplar el lugar y encerrarse en sus pensamientos sin la preocupación de no estar prestando atención a las palabras de su acompañante, por lo tanto pudo apreciar el lugar y expresar mentalmente su gratitud ante la decoración y lo lindo que era este.

En las ventanas habían plantas colgantes, que daban la impresión de que las descuidaron y tomaron posesión del edificio, porque sí, el restaurante era un edificio y tenía varios pisos Fargan había pedido mesa en uno de los pisos más altos, el penúltimo para ser exactos, por lo tanto habían tenido que subir unas cuantas escaleras, lo suficiente para que Alex se quejase, pero no lo haría, por varias razones:

En primer lugar y la más importante, Fargan realmente se había esforzado en organizar todo esto.

En segundo lugar, el sitio molaba bastante y Alejandro quedó fascinado con el adorable piso de madera que rechina muy ligeramente al pisarlo, el olor a mariscos y alcohol de igual forma facinante y embriagante a la vez.

Y por último, la vista era realmente bonita, ahora entendía porque David había estado tan insistente en llegar a esta hora, pensó que era porque le cancelarían la reservación al llegar tarde, pero ahora se daba cuenta que en realidad la reservación estaba hecha a propósito a esa misma hora para que coincidiese y alcanzasen a ver el atardecer.

—Señor, la comida que vosotros ordenasteis.

Una mesera intentó interrumpirlo y sacarlo de sus pensamientos para entregarle su comida y de paso la de su acompañante que aún no llegaba de su visita al baño, sin embargo no lo logró, ya que sólo obtuvo un "ajá" con un ademán de manos despreocupado mientras que su otra mano seguía apoyada en su mejilla y no dejaba en ningún momento de ver el bello cielo.

Aún no había atardecer, pero el cielo comenzaba a intentar dar signos de tonos naranjas y amarillos, y si de una cosa Alex estaba seguro, era que no se lo perdería por nada.

La mesera al ver que Alex no prestaba atención decidió dejar los platos en la mesa y marcharse, lo cual hizo y se retiró soltando un "En seguida le llevo sus bebidas" a lo que Alex tampoco le prestó atención.

Pero antes de que pudiera concentrarse nuevamente en la bella vista del lugar, una voz le sacó de sus pensamientos.

—Admirando el paisaje ¿Eh?

Escuchó la voz de Fargan e inmediatamente volteó a verlo con una sonrisa en el rostro.

—Sí, lo siento, no puedo evitarlo está en mi sangre. –Confesó con nada más que la verdad.

—Entiendo, no te preocupes, por eso te traje aquí a esta hora. –Sonrió. —Me habías dicho que últimamente debido al cambio de horario no podías ver el atardecer, y sé que verlo es de las cosas que más disfrutas hacer, me destrozaría por dentro el que dejaras de hacerlo.

—Que sí, que sí, pero venga que sólo es por un tiempico pequeño.

—Pero hombre, que quiero consentirte un rato, déjate querer. –Rogó Fargan.

—Vaale, venga, que yo me dejo querer no te preocupes. –Dijo y soltó su característica risa.

Le alegraba saber que Fargan le había escuchado y más que nada le alegraba poder ver el atardecer nuevamente, como habían mencionado su amigo con anterioridad, no lo había podido ver con el cambio de horario, puesto que ya estaba acostumbrado a verlo a una hora exacta, por lo que cuando esta cambió se le olvidaba por completo ir a verlo, lo cual llevaba como consecuencia faltar a su despedida diaria del sol para darle su bienvenida a la luna.

—Bueno, afortunadamente ya llegó la comida, comamos que Willy me dijo cosas muy buenas de este lugar.

Inmediatamente en la cabeza de Alexby todo hizo un -Click- en sus recuerdos y abrió los ojos como platos antes de subir su tono de voz y disponerse a hablar.

— ¡Es verdad! Qué Vegetta vino a este lugar con Willy antes ¿Cierto? –Dijo y Fargan solamente asintió sonriendo. —Sí, lo publicó en su Twitter, si lo vi  tío.

—Claro, Willy me dijo que el lugar estaba bastante bien y dije , pues vale, invitaré a Alesby entonces, y hasta ahora no tengo quejas, ¿Y tú?

—Ninguna, me encanta. –Confesó Alejandro.

—Perfecto entonces, ahora sí, provecho.

Y así comenzaron a prácticamente devorar lo que habían ordenado puesto que ya había pasado bastante tiempo y tenían hambre.

Para la fortuna y alivio de Fargan la comida sabía estupenda, ya comprendía porque el lugar estaba tan lleno aún cuando apenas había abierto hace apenas unos meses.

Y para la fortuna de Alexby, debido a la prisa con la que comieron terminaron justo a tiempo para ver juntos el atardecer en su máximo esplendor.

Ahora estaban ambos contemplando lo maravilloso del cielo juntos, ambos con su bebida en mano y un agradable silencio entre ellos, no incómodo si no agradable, de esos que demuestran que no necesitan forzarse a pláticas sin sentido para pasarla bien, sólo necesitaban la compañía del otro.

Alexby no podía despejar esos diamantes que osaba llamar ojos de la linda vista que tenía enfrente.

¿Y Fargan? Él hacía exactamente lo mismo, sin embargo parece que tienen definiciones muy distintas de una linda vista.

—Ah. –Alexby soltó un suspiro de adolescente enamorada encantado por el cielo. —A qué es hermoso, ¿No Fargan?

—Sí, eres muy hermoso.–Contestó Fargan embobado.

—¿Qué...?

...

1131 palabras.

-Dyfivn

El Perro Y La Carne [Fargexby]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora