La música es esa abstracta esencia que aviva la pasión humana, que hace latir aceleradamente los corazones sin importar la época, el sexo o la ideología de quienes con ella se deleitan ; en fin, consigue dar movimiento al mundo. Pues, el relato de hoy versa precisamente acerca de esto: la historia de un chico y su relación con la música. Jaime fue un estudiante de 17 años un tanto atípico: no tubo ninguna afición similar a las de sus coetáneos, por lo que no sobresalió en las actividades cotidianas. Su presencia en los lugares era más bien opaca... Sólo contaba con 1 amigo: Matías, ambos se conocieron desde su más tierna infancia y desarrollaron un vínculo especial. Jaime se encontraba todo el tiempo que permanecía en la escuela escuchando música mediante sus audífonos que escondía debajo de su larga cabellera. Al caer el sol, retornaba a casa, era como si el mundo a su alrededor se transformara, inconscientemente se dibujaba una sonrisa en su rostro, eran señales de que regresaba a su templo. Recorría los pasillos con desesperación para finalmente llegar a una espaciosa habitación donde yacía un muy vistoso piano colocado justo al lado de la ventana. Aquel instrumento tan brillante, tan perfectamente conservado; aparentaba pedirle gentilmente que lo tocara. El joven se colocaba en posición e iniciaba la interpretación. Impresionaba estar a un estado de máximo ensimismamiento; se aislaba por completo de su entorno rechazando así todos los estímulos externos. Era inconcebible tal perfección y exactitud en una tan tierna lozanía. Sus manos parecían como deslizarse, como bailar en aquella interminable sucesión de teclas. Los minutos dieron paso a las horas, sin embargo la intensa escena no amainaba ni un segundo. Ensayaba hasta la media noche, algo rutinario para él desde los 5 años. Era pues, lo único que le apasionaba, lo único en lo que su afán por la mejora no conocía límites . Sin embargo nunca nadie aparte de sus familiares lo había escuchado interpretar. Se cohibía de hacerlo en público. Así era la vida de Jaime hasta que... un día como otro cualquiera fue transferida una nueva estudiante a su clase. El chico no prestó atención a esto y continuó absorto en su propio mundo. Casualmente, no existió otro pupitre disponible, así que ella tuvo que sentarse a su lado. Cuando la chica ya estuvo en su lugar se presentó cordialmente, pero Jaime no le respondió al no haberla escuchado. Entonces, ella se percató de que él usaba audífonos y con la mayor naturalidad le sustrajo uno y se lo colocó:
-¡Hey! ¿Qué haces?- Preguntó el muchacho asombrado
-Mmm ya veo Mozart, ¿verdad?
-¿Lo conoces?
-Si, estudio música clásica: piano y órgano específicamente. Me presentaré nuevamente porque estoy convencida de que no me escuchaste la primera vez: mi nombre es Miranda, mucho gusto.
-(¿Le digo que compartimos esa pasión? No, mejor no) Encantado, me llamo Jaime.
-Y, tu gusto por la música clásica, ¿de donde viene?
-De mis padres, ambos están empapados en ese mundo: mi madre es una violinista famosa y mi padre es su representante, ahora mismo se encuentran realizando una gira.
-¿Si? Debe ser hermoso compartir gustos musicales con tus padres... Yo me interesé desde pequeña, el sonido del piano me hace vibrar, es sobrecogedor y en las manos correctas es fácilmente el más bello sonido que existe... ¿Tu no eres músico también?
-No, yo no...
-Es una pena... Creo que con tu sensibilidad musical serías un talentoso artista.
La conversación se prolongó durante horas, haciéndose cada vez más amena hasta que llegó el momento de regresar a sus casas... En el camino, Jaime reflexionó sobre lo atípico que había sido ese día para él, sin embargo lo disfrutó. Deseó entonces, poder agregar algo de cotidianidad a su día. Al llegar buscó deseoso su zona de confort, donde se acopló de inmediato para comenzar entonces a hacer su magia: como si la realidad se distorsionara; el joven pareció ofrecer una porción de su alma con cada tecla presionada, su pasión era utilizada como desencadenante para aquella divina sucesión de notas:
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Sendero hacia la plenitud
Short StoryLa plenitud musical es la meta que persigue Jaime desesperadamente...sin embargo no logra conseguirla, siente que algo le sigue faltando por más que practique. Un buen día su meta se verá más cercana que nunca debido a alguien que llega a su vida...