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Los ataques de pánico habían comenzado por el accidente. Pero mi corto encuentro con mi acosador estaba segura de que los haría más frecuentes. Eso sin contar que me sentía constantemente observada.

También me había preguntado quién podría ser. Me refería a que me había dejado un anónimo en la bolsa antes de golpear mi cabeza contra el cubículo del baño como si fuera una pelota. Estaba bastante cerca y eso era obvio. Pero no había reconocido a nadie de Seattle.

Hace un par de minutos había entregado la innecesaria disculpa escrita en clase de Historia, y mis apuntes los estaba haciendo sin poner mucha atención pensando en el anónimo. Me había dejado amoratada casi la mitad de la cara, y tenía una costra en la ceja y en la nariz. ¿Quién podría ser?

    — Ah. Son los equipos deportivos, seguro vienen a darles información.— abrió la puerta y lo primero que vi fue a una chica y un chico con playeras de básquetbol. Decían «Tiburones».

A decir verdad era un deporte que no llamaba demasiado mi atención. Así que me dediqué a bajar la mirada y revisar mi teléfono. Tenía un mensaje de Alex. Quería que fuera a comer a un restaurante con él el fin de semana. Pero tenía que trabajar. No podía. Bueno, ¿Y eso qué? De todas maneras éramos una relación falsa, ¿Para qué servía que salieramos a comer?

    — Moore.— levanté la mirada para ver al profesor.— Que haya tenido un accidente no le da el derecho de ignorar los avisos que vienen a hacer sus compañeros.

Apagué la pantalla del teléfono y me recargué en la mesa para escuchar la convocatoria del equipo de básquetbol. Pondría verdadera atención cuando fuera la convocatoria del equipo de volleyball.

Cuando la clase terminó, Alex me esperaba fuera del salón. Me quedé pasmada solo un momento y luego me acerqué.

    — Becca, hola. Quería preguntarte si el sábado podemos...

    — No creo, Alex.— me disculpé. ¿Por qué? No éramos novios realmente.— Tengo que trabajar el fin de semana.

Vi una expresión un tanto desilusionada en su rostro. Aunque tal vez la estaba imaginando, a decir verdad.

    — ¿Algún otro día?

    — ¿Cuándo sales temprano?— le respondí para ver si alguno de los días ambos teníamos tiempo luego de la escuela. Aunque, de nuevo ¿Por qué?

    — Ah, bueno, en realidad toda la semana salgo antes de las cinco.

    — ¿Antes de las cinco?— ¿Cómo había conseguido un horario tan bueno?— Creo que hay un día que salgo antes de las cinco también...

    — ¡Sí!— me interrumpió. Qué rápido.— ¡Sí! Avísame qué día, cualquiera está perfecto. ¿Quieres ir a comer? Yo te llevo.

Reafirmé la bolsa en mi hombro. ¿Por qué estábamos acordando una salida?

    — Sí, está bien. Me tengo que ir a clase, pero te veré mañana.— me despedí con la mano antes de irme.

En realidad mi siguiente clase era la hora que seguía. Pero no me sentía de mucho humor para estar con alguien. Quería estar sola, y quería pensar.

Suspiré luego de sentarme en el suelo, detrás del edificio de Idiomas.

¿Cómo podía plantarle una trampa a mi acosador? Una a la que no pudiera resistirse. La persona era inteligente, se notaba. Pero la última vez se había arriesgado demasiado, aún así se había mantenido oculta.

Comencé a mover la pierna mientras mi cabeza daba vueltas. Me tenía vigilada cuándo estaba cerca, sabía cuando estaba sola. Pero no le era posible ver los mensajes de mi teléfono. Si me ponía de acuerdo con Alex. Rodé los ojos. Recordarlo a él me había hecho recordar su propuesta.

De un momento a otro me ví enviándole un mensaje, uno que decía «Los jueves salgo 2:40». Luego le dije que teníamos que hablar. Obvio refiriéndome al acosador. O acosasora. El crímen no discrimina.

Ahora, ¿En qué lugares podría encontrarme completamente sola? Realmente el único que se me ocurría eran baños, o mi casa. Tal vez en el trabajo, cuando me tocara cerrar el local. Pero sentí que tal vez me estaría aprovechando de mi jefa.

Tenía que ponerme de acuerdo con Alex. Así que luego de pensarlo un rato, le envié otro mensaje. Cuando respondió le expliqué más o menos de qué iba el plan. Con algo de suerte, los anónimos se terminarían pronto.

Tienes Prohibido EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora