El chico de chuyo azul

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Tweek's POV

Yo tenía 10 años cuando pasó, las cosas entre mis padres no funcionó, no es la gran cosa, yo ya sabía que el amor entre ellos se había acabado, muchas veces me culpé por ello, me destruí la cabeza pensando que su separación fue mi culpa, varias veces ellos me insistieron que no era así, que me amaban mas que a nada, no encontré algo que refutara eso, pues meses después del divorcio ambos compartían la tenencia, suelo vivir con mi padre ya que sigo estudiando en la preparatoria de South Park. Mi madre se fue a vivir con su hermana en Denver, y suelo visitarla los fines de semana o durante las vacaciones, después de un par de años, ya dejé de culparme por los problemas que mis padres tuvieron, al menos ahora todo parecía estar mas calmado y feliz.

Mi madre había conocido un hombre adinerado, muy gentil y amable, la trata bien y la quiere mucho, yo me siento muy feliz por ella, y en cuanto a mi padre…bueno, digamos que hizo nuestra casa mas animada y feliz, él se enamoró de una mujer divorciada, una mujer pelirroja muy avivada y de carácter muy fuerte, ella ya tiene 3 hijos, uno de ellos ya se hizo mayor y se fue a vivir solo. Mi padre y esa nueva mujer decidieron vivir juntos en mi casa, pero no éramos solo ellos y yo, la mujer pelirroja vino con sus dos hijos mas chicos consigo, Kenny y Karen McCormick.

Los conocí a los 12 años, él ya tenía 15 y estaba un poco fastidiado con aquella nueva vida que nos había juntado a las dos familias, yo me alteré un poco, no dejaba de gritar de miedo los primeros meses en los que vivimos juntos. Sobretodo porque cada vez que me bañaba Kenny entraba al baño para cagar y eso me asustaba, o siempre que podía ocultaba revistas de adultos dentro de mi cuarto y mi padre me castigaba a mí, y yo no lo entendía, si él sabía que no me interesaban ese tipo de cosas.

Kenny siempre ha sido un muchacho extraño, me mostraba videos porno en su celular haciendo que gritara nervioso al ver los genitales femeninos soportar penetraciones tan extrañas, y él solo se reía de mí…ese muchacho rubio, de un diente faltante me provocaba nervios, pero siempre ha sido bueno y gentil conmigo, me defendía en la escuela de los abusivos y cuando me daba ataques en la noche, él me reconfortaba con algunos abrazos, pero luego terminaba contándome cosas sucias que le hacía a sus novias y eso hacía que lo echara de mi cuarto.

En cuanto a Karen, es una niña muy cariñosa y tierna, siempre quise tener una hermana, aunque nunca esperé conseguirla de esta manera, aún así por suerte le he agradado con el tiempo, ella es muy apegada a Kenny, y él es muy sobreprotector con ella, hasta creó un héroe especial que hace que Karen piense que siempre al la estará protegiendo, y que no debe vivir con miedo. Kenny siempre ha sido una persona fascinante, es tan pervertido y abierto a todos pero su familia despierta en él un lado sobreprotector que sorprende a esa edad, no me extrañaría que en un futuro él sea feliz con una familia.

Los años pasaron, nos acostumbramos a ser una familia, empecé a querer mucho a mis hermanastros, ahora Kenny tiene 19, Karen 14 y yo 16, los 3 convivimos bien aunque a veces peleemos por el baño en las mañanas, cosa que Karen lo gana siempre por despertarse muy temprano y por temas físicos Kenny va después y yo termino perdiendo. Ya voy a la preparatoria, pero me frustra la falta de Kenny ya que él ahora va a la universidad, aunque algunas veces se pasa por mi escuela para cuidarnos a Karen y a mí, cosa que yo le agradezco mucho.

Yo a veces ayudo a Kenny con sus tareas de la universidad, si son difíciles pero mi madre siempre ha sido una gran maestra particular, mi convivencia con él es genial, me hace muy feliz tenerlo de hermano mayor y siento que él también se siente feliz al por fin ser consentido, pues antes de que nuestros padres se conocieran los McCormick eran pobres y vivían en la miseria. Mi hermanastro los primeros meses conviviendo juntos se sentía extraño cuando le compartía mis juguetes, me miraba con tristeza y pena cuando le prestaba mis legos y figuras de acción, y para calmarlo solo le decía “ahora son tuyos y míos”, eso solo hacía a Kenny asentir y llorar.

El amigo de mi HermanastroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora