Capítulo 30. Madurando

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Narrado por Nicolás.

Es impresionante como una persona puede cambiar completamente tus sentimientos en sólo segundos, es increíble como una persona puede hacerte querer morir y después puede hacer que quieras estar vivo para siempre. Maldito amor, a veces me siento como una marioneta.

Sin duda ayer fue un día donde mis sentimientos se subieron a una brutal montaña rusa con muchas subidas y bajadas… Todavía me cuesta creer que estuve a punto de suicidarme, ni siquiera puedo entenderme a mí mismo, me asusta lo que soy capaz de hacer en situaciones difíciles. No sabía que podía llegar tan lejos, no sabía que podía llegar a ese ridículo extremo de quitarme la vida sólo porque no encontraba una manera de resolver este maldito problema.

Edgar y yo somos hermanastros y en 24 años jamás me he enfrentado a un problema tan grande como este, entiendo que ayer me asusté y me rendí muy rápido, no quería luchar contra esta maldita hermandad. Y hoy todavía no sé cómo mierda voy a resolver esto…

Tengo a mi hermano menor abrazándome, durmiendo en mi misma cama, estamos enamorados y cada una de mis respiraciones van dedicadas a él, el amor de mi vida que no tiene ni puta idea de lo que realmente somos, pero de cierta forma sé que él me ayudará a resolver esto.

Edgar me hace creer que nuestro amor es más fuerte que nuestro estúpido ADN.

Además, yo nunca podré mirar a Edgar como a un hermano y nadie me puede culpar por eso. No nos criamos juntos, pasé toda mi infancia sin él y nadie nunca me dijo nada, ni siquiera me dieron indirectas. Él entró en mi vida cuando yo tenía dieciséis y en ese entonces me lo presentaron como uno de los 3 hijos de la mejor amiga de mi madre, ¿Qué culpa tengo yo de enamorarme de él? Para mí él era un completo extraño que de inmediato se robó mi corazón.

¿Cómo puede ser que apenas ayer me lo hicieran saber? ¡Tengo 24 años! ¡Uno ya no se espera recibir este tipo de noticias! ¡Uno cree que ya conoce todos los secretos de su familia! ¡Pero no! Apenas ayer me hicieron saber que además de la molesta hermana menor que tengo, ¡también tengo un hermanastro! Y que ese hermanastro es Edgar. ¡Edgar! ¡Mi mejor amigo!

No sé en qué mierda ha estado pensando mi madre todos estos años, no entiendo cómo es que no me lo pudo decir antes… Y no me hubiera molestado tanto si mi hermanastro fuera alguien que no conozco, si mi madre ayer me hubiera dicho algo como: “Oh hijo, tienes un hermanastro, pero no te preocupes, nunca lo has visto, vive en Checoslovaquia y posiblemente nunca lo conozcas…”  ¡Eso hubiera estado bien para habérmelo dicho apenas ayer!

Pero no, mi vida jamás puede ser sencilla y ella me dice que mi hermanastro es una persona que he visto todos los malditos días de mi vida desde hace años, en todo este tiempo he estado conviviendo con mi hermanastro sin saber… Y hemos hecho cosas que será mejor que mi madre nunca sepa, mucho menos mi padre. Maldita sea, ahora que lo pienso… mi papá es mi suegro. ¡¿Qué mierda es esta?!

Supongo que por ahora, la única solución viable es adaptarme, estoy enamorado de mi hermanastro y tengo que aprender a vivir con esa carga sin comportarme de forma distinta. Las cosas tienen que seguir siendo igual, no puedo dejar que esto me afecte, estoy enamorado de Edgar y por él yo puedo superar cualquier obstáculo.

Al parecer, la madre de Edgar no le dirá nunca quién es su verdadero padre y por mí no lo sabrá jamás así que muy posiblemente el pobre e inocente Edgar pase toda su vida sin enterarse de que somos hermanastros, por lo tanto yo puedo olvidarme de todo este asunto y nunca hablar del tema.

Creo que eso es lo más sano, no tocar nunca este tema y creo que justamente eso pensaba la mamá de Edgar cuando decidió no decirle nada, ni siquiera hizo una prueba de ADN para comprobarlo, tiró todo el asunto a la basura por el bienestar de todos.

Vaso rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora