Cafuné: Acción de acariciar el cabello de alguien o un ser querido. Portugués.
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— Pon las cámaras en bucle en mi despacho. — Una orden fuerte que Volkov obedeció tan rápido como pudo, se escuchó cansado, colérico e intimidó la silenciosa comisaría.
Conway se fue arriba, cerrando las puertas muy fuerte; el ruso casi salta del susto la primera vez, pero la labor lo mantuvo más ocupado. Terminó con su tarea para luego seguir el camino del Superintendente.
Entrando al despacho, encontró el escenario del temido Jack Conway acomodado en su silla en una posición que Volkov definió como incómoda, con la cabeza apoyada en sus brazos, con la espalda encorvada de una manera que angustió a Volkov.
Volkov acercó una mano hacia el hombro de Conway, dando una suave sacudida, probablemente no es una buena idea dormir de esa manera, Conway se movió brusco, apartando la mano del ruso, tal como si fuera una desagradable mosca, mala idea.
Volkov apartó su mano, se agachó para abrir uno de los cajones del gran y pulcro escritorio, una suave manta se encontraba ahí, acurrucada en toda la extensión del cajón. Volkov la acarició con sus dedos, tomando ésta desde sus bordes; la manta salió perfectamente doblada, sin arrugas. Aún que esto fue, rápidamente arruinado cuando Volkov extendió la manta y la posó en la espalda y brazos de Conway, asegurando su estómago y regazo.
Volkov fijó su vista en el oscuro cabello de Conway, lucía más desordenado de lo normal; lo que causó una molestia extraña en el ruso. Aproximó su mano a los cabellos de su superior, dando suaves caricias con la intención de ordenar inútilmente las hebras de éste. Conway relajó sus tensos hombros, acomodando su cuerpo con un suave movimiento de cabeza, soltando un quejido aireado. Da pequeños piojillos, rascando con sus uñas su cuero cabelludo, pero de una manera delicada que impedía la molestia del otro.
Esta fue una acción inconsciente, que pasó desapercibida por el propio Volkov, sin embargo, esto definitivamente no iba a durar hasta que Conway despierte y le dé un culatazo al ruso. Sus mejillas se volvieron de un rosa pálido, alejó su mano tan rápido como pudo, para luego dar vueltas en su propia desgracia, avergonzado de si mismo por caer en aquella tentación que tantas veces reprimió cada vez que veía a Conway dormir.
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¿Quedó en claro que Conway estaba consciente de quién estaba tocando su cabello? ¿Bien? Correcto.
