CONTRASTES

ARIEL (CAPITULO NUEVE)

Los ala blancas liberados hicieron lo que Ariel les pidió, a partir de esa noche una nueva luz comenzaba a brillar para la resistencia que inmediatamente se reunió y fortaleció. Podían vislumbrar la esperanza nuevamente, mientras que los alas negras comenzaron a caer vertiginosamente. Al día siguiente ya no eran tan poderosos ni indestructibles como hasta hacía apenas unas cuántas horas.

Varios alas blancas comenzaron a ser liberados por Ariel que camino a casa pasaba por mansiones y casas donde residían familias de alas negras. Los que poseían un alma tan negra como sus alas eran exterminados por él pero aquello que tenían luz en sus almas vivían, sin embargo los alas blancas esclavizados eran liberados completamente. Para asombro del líder que quedaba vivo, muchos alas negras se solidarizaron con los enemigos.

Esa mañana pudo comprobar que no todos los alas negras eran felices esclavizando a los de la raza rival. Esto lo enfureció aún más tomando decisiones incorrectas que le generó la caída definitiva.
Cuando Ariel llegó a casa, su amada había despertado y estaba al tanto de lo su cedido por las plumas mensajeras de su hermana y su cuñado. Lo recibió con una sonrisa y una bofetada, estaba feliz porque había brindado una importante ayuda a la causa de su mundo pero enojada porque se había marchado solo y la dejó de lado. A ella le hubiese gustado poder ayudarlo.
- No soy una carga Ariel
- Nunca dije que lo fueras. Solo que era muy peligroso para ti.
- Vas a tener que compensarme el haberme dejado de lado.
- Será un placer - diciendo aquello la besó con tal pasión e intensidad que ella se olvidó hasta de su propio nombre. Él la llevó en brazos al cuarto donde la amó hasta que las fuerzas de ambos se extinguieron por completo, la noche había llegado para desaparecer nuevamente y volver a nacer.

Los días pasaron demasiado rápido para ellos pero ninguno tenía la intensión de hacer otra cosa más que permanecer al lado del otro riendo, compartiendo sus sueños y alegrías como así también tristezas.
El último líder de los alas negras había sido asesinado por la resistencia y ahora habían asumido una líder mujer de ambas razas firmando la paz y decretando nuevas leyes en las cuales se exigía acabar con la esclavitud. La paz y la tranquilidad habían llegado al fin para los alas blancas que ahora podían tener los mismos puestos de trabajo y las mismas viviendas que la otra raza.

Hacía tiempo que deseaban esto y ahora que al fin lo habían logrado lucharían por mantenerlo. Varios alas negras se vieron sinceramente felices ya que eran amigos de la otra raza, los pocos seguidores del antiguo régimen fueron encarcelados y condenados a prisión perpetua.

La hermana mayor de Bianca junto a su marido al fin pudieron vivir en la ciudad en una mansión junto a su hijo tal como lo deseaban. El pequeño era un alas negras como su padre pero se parecía a su madre. Habían visitado a Bianca y conocido a Ariel, compartieron un mes entero los cinco juntos. Cuando se marcharon los invitaron a ir a la ciudad cuando ellos quieran.

Bianca aprovechó para conversar a solas con su hermana revelándole sus temores a cerca de perder a Ariel.
- Se que tarde o temprano él se irá y me dejará sola...
- Pero Ariel te ama, se nota ¿por qué crees que te abandonaría?
- No es de este mundo
- ¿Y?
- Algún día querrá regresar al suyo
- ¿Qué harás entonces?
- Disfrutar el mayor tiempo posible a su lado
- Cuando se marche, sabes dónde buscarme hermana. Te ayudaremos en todo, no te quedes sola aquí, creeme no te hará nada bien
- Lo se y gracias

Cuando se fueron y Bianca quedó junto a Ariel sola no pudo evitar llorar, él se asustó pero por más que lo hubo intentado no consiguió consolarla ni contenerla. Por lo tanto solo atinó a abrazarla con ternura.
Los días siguieron pasando y ella tras calmarse, hizo lo que le había confesado a su hermana. Pasar el mayor tiempo posible con él y disfrutar de todo lo que le resulte posible. Sin embargo el nefasto día había llegado. Fue cuando él recuperó todos sus recuerdos y la oscuridad afloró junto a ellos dominándolo nuevamente, sin embargo la luz siguió allí solo que aprisionada en su interior.