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Cuando los alfas regresaron a la casa, un pequeño omega se abalanzó sobre el pelimorado, golpeando su pecho mientras lo regañaba. Éste lo cargó, dándole un pequeño pero adorable beso en su puchero. Susurró una disculpa a sus hyungs y se llevó a Jungkook a su habitación. Ya ahí, se sentó en la cama, con el lindo maknae sujeto a él como koala.

-lo siento, Kookie. Lamento haberte dejado de lado todo este tiempo por algo de lo que no tuviste la culpa.

El pelirrosa ocultó su cara en el cuello de su alfa, calmando su llanto al percibir aquel delicioso aroma característico del amor de su vida.

-lamento mucho no poder darte una familia, Tae... y haberte mentido tanto tiempo.

El alfa lo abrazó con fuerza, negando suavemente mientras repartía suave cariños sobre la espalda del omega.

-he dicho que la culpa no fue tuya, bebé. Fue mía por olvidar. Pero Nam hyung me dio una solución. No será lo mismo, aunque creo que valdría la pena intentar... cuando todo esto se termine, podemos formar nuestra pequeña galaxia. Hay muchos bebés que desearían ser adoptados. ¿Qué piensas, bonito?

Jungkook se quedó en silencio, pensando. ¿Deberían hacerlo? ¿Podría querer a un cachorro que no era suyo? ¿Sería buen ejemplo? ¿Qué tal si el bebé no lo quería? ¿O si su alfa le restaba importancia por el nuevo integrante? ¿Sería capaz de elegir sólo uno? ¿Cuántos pequeños habrían sido abandonados? ¿Por qué dudaba si amaría a ese lindo chiquillo?

-me parece una linda idea, TaeTae.

Kim besó con ternura los labios de su pareja, sonriendo por primera vez en esas tres semanas de arrepentimiento y angustia.

-te amo, Kookie... eres mi felicidad entera.

Con delicadeza y cariño, descubrió el hombro del menor, haciendo una pequeña mueca de tristeza al notar que la marca que el omega portaba estaba muy descuidada. Parecía dolorosa. Una gran pena lo envolvió. ¿Cómo pudo haber abandonado así a su lindo omega?

Con ternura, empezó a lamer su marca, para después clavar de nuevo en el mismo lugar sus colmillos con todo el cuidado que pudo. Ante este acto, Jungkook se aferró a la playera de su compañero, cerrando los ojos con un poco de fuerza por el dolor que sintió, éste siendo sustituido casi de inmediato por un sentimiento de tranquilidad y alegría.

De nuevo su lazo era fuerte y amoroso. Ya no existía más pena.

-oigan, tortolos, queremos hablar con ustedes - interrumpió Jimin, ingresando a la habitación con los ojos cerrados - por favor pónganse ropa y vengan a la sala.

Ambos maknae salieron de la habitación, tomados de la mano con delicada fuerza. Sus hyungs los veían con ternura y una sonrisa.

-acabo de hablar con Bang PD nim. Le expliqué todo, y accedió a darnos un descanso de un mes. Nos ofreció una pequeña isla privada. Aunque podríamos ir a casa. Todo sin cámaras.

Sin avisar, Jungkook saltó a los brazos de su líder, sonriendo con fuerza. Ante este adorable acto, los demás miembros no pudieron evitar unirse, quedando en un cálido abrazo familiar.

-nunca he ido a una isla privada. No lo sé, sería interesante pasar unos días allí.

...

En definitiva el lugar era precioso. Jin tropezó de forma graciosa al bajar del auto con prisas, quejándose que NamJoon se había acabado todos los snacks. Todos estallaron en risas cuando el mayor se quiso agarrar de una palmera para no caer. En lugar de eso, se golpeó con una red de vóleibol.

-¡estoy seguro que le podría ganar a todos ustedes solo en una partida! - gritó con sorna Jungkook.

-¡ya veremos! - le respondió un despeinado Jin.

¡No soy un alfa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora