Capítulo I

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Era una tarde lluviosa de martes, todos corrían acelerados yendo de un lugar a otro, todos desesperados intentando no mojar sus ropas, maldiciendo al cielo por aquella insignificante llovizna.

Su pecho subía y bajaba, su cabello se pegaba a su rostro al igual que sus ropas se pegaban a su piel de una manera incómoda con cada paso que daba. Se detuvo bajo un árbol de cerezo intentando regular su respiración a la vez que se cubría de la lluvia, se recargo en el viejo tronco, soltó el portafolio que llevaba cargando desde hace ya un rato y cerro sus ojos dejándose llevar por la suave melodía que producían las gotas de agua al chocar.

Escuchaba atento los sonidos que le rodeaban, las gotas cayendo sobre los tejados de las casas, hojas chocando unas con otras, los coches que pasaban sobre los pequeños charcos que se estaban empezando formar.

Inhaló un poco de aire con olor a tierra mojada y exhaló profundamente tranquilizando así el ritmo de su respiración, aún con los ojos cerrados se fue deslizando con lentitud por el tronco hasta sentarse en la tierra mojada, fue demasiado tarde cuando se dio cuenta -mierda- fue lo único que pudo decir cuando surgió la sensación de la humedad y tierra atravesando las telas hasta llegar a su fría piel.

El sonido de un par de pasos acercándose detuvo aquella suave melodía, rápidamente abrió sus ojos violetas y se levantó buscando el origen de aquel sonido.

Sus ojos se toparon con una alta figura, un chico se había detenido frente a el, del otro lado de la acera. Lo observó un par de segundos, a primera vista le pareció un emo debido a sus ropas de tonalidades oscuras, se le veía muy tranquilo, quizás porque el si llevaba un paraguas.

No podía observar los ojos del moreno pero aún así sabía que esté lo estaba mirando, este le hizo una señal con la cabeza que entendió a la perfección, tomo su portafolios y se lo coloco sobre su cabeza para cubrirse de la lluvia y así acercarse al pelinegro.

Sin dirigirse ni una sola palabra se encontraban uno en frente del otro, se miraron un par de segundos y empezaron a caminar, cubriéndose ambos de la lluvia con el paraguas del más alto.

Después de unos momentos en silencio el pelirrojo decidió iniciar una conversación -gracias Jotaro- el nombrado le miro un par de segundos y volvió su vista al frente -no hay de que, ¿pero como sabes mi nombre?-

-eres popular en la escuela sabes- más de media escuela conocía a Jotaro, siendo mitad americano y mitad japonés llamaba la atención de varios, agregando que destacaba bastante por su físico que era más que suficiente para que todos sepan quién era el. -ahh...- fue todo lo que le contesto.

Siguieron un par de minutos en silencio pero ahora fue el moreno quien hablo -¿tu como te llamas?-

-Kakyoin-

-¿Y vives por aquí?- el pelirrojo lo pensó un poco -depende- el otro pareció confundirse con su respuesta y frunció el ceño -tampoco voy a perseguirte hasta tu casa para acosarte- dijo sarcástico

Kakyoin soltó una carcajada -perdón, es que no se cómo explicarlo, es que mis padres están separados, a veces vivo por aquí y a veces por allá, entiendes a lo que me refiero ¿no?-

-Claro, claro- el mayor suspiro, sus padres no estaban divorciados pero a veces deseaba que así fuera.

-no me lo tomes a mal pero tienes cara de todo menos de un acosador-

-gracias supongo, ¿y tú como sabes que no soy un acosador? ¿Acaso tu has conocido acosadores o que?- Jotaro estaba sonriendo, empezaba a caerle bien Kakyoin -si...- y la sonrisa de Jotaro desapareció.

-perdón si toque algún tema delicado para ti-

-pero no fue nada de importancia, eso ya pasó así que no hay problema- el pelirrojo sonrió tratando de transmitirle confianza al otro -pues si te sirve de consuelo a mí me persiguen más de la mitad de las chicas que van en nuestra escuela-

Se escuchó una risa por parte de ambos chicos -no sabía- dijo en tono de burla el más bajo -no es como si la mayoría de las chicas hablén sobre ti todo el tiempo sobre lo apuesto que les pareces, o que quieren acostarse contigo-

-ni me hables de eso, a mí no me gustaría estar en una relación basada en el sexo y la mayoría solo me busca para eso- se notaba la molestia en el mayor -a mi tampoco me gustaría una relación así, si se trata solo de satisfacer mis necesidades pues eso yo lo puedo hacer solo, para mí gusto una buena relación sería con alguien que le guste pasar el tiempo conmigo y que esté para mí cuando me sienta triste y viceversa- dijo el pelirrojo.

-estoy totalmente de acuerdo- menciono Jotaro asintiendo con la cabeza -bueno, ya estamos muy cerca de mi casa, ¿que te parece quedarte un rato en lo que se quita la lluvia?-

-gracias por la invitación pero no creo que pueda quedarme- el pelinegro se entristeció un poco por su respuesta -tal vez otro día-

-esta bien-

Continuaron caminando un par de metros más y se detuvieron frente a la entrada de una enorme casa que a los ojos de Kakyoin más bien parecía una mansión.

-bueno aquí es donde yo vivo-

-cielos- dijo el menor observando la gigantesca casa

-toma- Jotaro le ofreció el paraguas al contrario quien lo tomo entre sus manos dudoso -¿estás seguro?-

-si, ahorita ya para que lo quiero, ya estoy en mi casa, tu lo necesitas más que yo- dijo el mayor sonriendo -te prometo que te lo voy a regresar-

-por eso no te preocupes, yo puedo buscarte, solo necesito preguntar por alguien que parezca cereza andante- ambos soltaron una carcajada -bueno, nos vemos mañana Jotaro- dijo el pelirrojo despidiéndose de su nuevo amigo

-hasta mañana cereza con patas- le contesto. Lo último que escucho fue una carcajada alejándose antes de entrar a su casa.

Al día siguiente el pelinegro se la paso buscando a Kakyoin por todos los salones, uno de sus compañeros le mencionó que esté iba en el club de pintura y que era muy problable que esté se encontrará allí. Al llegar al salón indicado este se encontraba vacío, resulta que el pelirrojo no había asistido a clases ese día.

Lo mismo pasó el resto de la a semana.

Jotaro solo se preguntaba "¿Qué le habrá pasado a Kakyoin?"

Goodbye Nostalgia (Jotakak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora