Narra Rubius:
Entré a la Oficina, se encontraba en un silencio profundo y un olor demasiado fuerte a fresa y lavanda.
Puse un pie en la entrada para luego seguir caminando hasta el centro del lugar, estába demasiado callado.
Empecé a escuchar pequeños ruidos, inmediatamente supe que eran gemidos ahogados y pequeños jadeos.
Tape mi nariz con mi sudadera evitando entrar en contacto con el olor.
— Creo que se te paro. —
Dijo mi lobo riéndose.
— Callate, n-no te pregunte. — Respondí nervioso.
Buscaba por todas partes de la habitación, hasta que lo encontré en una esquina de la habitación, estaba durmiendo.
Me arrodille a su lado.
Sentía el calor que su cuerpo emanaba, su fragancia era demasiado fuerte, pequeños sonidos que parecían ser pronunciados por los angeles salían de su boca, un gran sonrojo se instalaba en esas mejillas blancas como porcelana por la falta de salidas, sus ojos cerrados con fuerza, un tembleque en su pequeño cuerpo, su pecho subía y bajaba en busca de regularizar su respiración, costaba admitirlo pero es...
— ¿Hermoso? —
Acompleto mi oso, a lo cual asentí dudoso.
— Hay que llevarlo a su habitación para cuando Luzu venga y le de el supresor. — Lo cargue (Aunque suene muy trillado y cursi) estilo princesa, lo cual en ningún momento se me dificultó.
Caminaba por los largos y oscuros pasillos, debido a las ventanas cerradas, viendo diferentes tipos de cuadros de arte abstracto, la mayoría de lobos.
Notaba que en su cuerpo no había ningún cambio positivo, al contrario, los cambios eran completamente negativos.
— Joder, ¿Hace cuánto tiempo este hombre no sufre un celo?. —
— ¿Y yo que coño voy a saber? —
— No estoy hablando contigo... — Dije ignorando los regaños de mi oso por ser muy "grosero".
Llegue pisando las alfombras de aquel gran y amplio cuarto, estaba un poco cansado, las feromonas si estaban logrando afectarme.
Me recargue en el marco de la puerta con el cuerpo de Samuel en brazos, sentía un pequeño calor invadir mi cuerpo, no era posible.
Me tapaba de todas las maneras posibles la nariz, no quería aspirar aquel olor tan asfixiantemente atrayente, no me dejaría llevar por ese olor, no podía.
Seguí avanzando hasta llegar a la cama, deposite el pequeño cuerpo de Samuel en la cama, viendo como este se retorcía de dolor.
— J-joder, me cago en Luzu... —
— Esto no es para enojarse, es para agradecer coño. —
Escuchaba a mi oso enojado.
De la nada, el cuerpo de la cama empezó a emitir sonidos de nuevo, no cualquier sonidos... Si... Gemidos... Los más hermosos que he escuchado en mi vida.
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• La Mascara Del Orgullo • RUBEGETTA • [En Pausa Y Edición]
FanfictionHabía llegado a una ciudad para poder seguir con mis estudios, claramente empecé a buscar trabajos, pero ninguno me aceptaba solo por el hecho de ser un alfa homosexual abiertamente, no me aceptan por ese hecho. Pero un día, acostado en mi cama, ví...