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❝ doux doux ❞ ۵Demont
—¡Las putas manzanas! ¡Demont!—Exclamó la mujer corpulenta apreciendo el semejante desastre del cual su azabache hijo era el propio autor.
Dejo que el caballito doux rociara su excremento en la multitud de manzanas, con el ano rosado y el malestar de diarrea incluido por una mala inspección del que Demont también era responsable, influyeron en la actitud del mamífero, eses color carmesí de la textura digna de un chocolate caliente con bombones.
Su madre AntonelaFliegexlo maldecia con un montón de vulgaridades en francés que retumbaban en el oído del chico a tiempo para dejarlo sin sentido del habla, con los pantalones llenos de orines a sus 17 años.《Debimos quedarnos en Francia. Maldito desperdicio de granjero ¡Nadie nos comprará fruta! Desgraciado.》 Cada palabra que salia de esa boca empapaba de saliva a Demont. El tenia el conocimiento de la resolución en estas situaciones, era tan frecuente que cualquier experto en psicología inspeccionaria a Demont minuciosamente al lado de un cura.
—Haré un pie de manzana. ¿Te parece madre?— Mencionó el chico clausurando de forma brusca el ambiente violento. Con gentileza
— ¡Ulala! Sr. Frances, claro que lo quiero... ¡Rápido marica hazlo!— Respondió su maman con tal fuerza que fue posible para Demont observar cada uno de sus pliegues consumidos por el excesivo tejido adiposo conjunto a las gotas de sudor que siempre mantenían húmeda su piel.
—Estoy a tus órdenes madre— respondió el sonriente Demont despojandose de su pantalón manchado de orines 《Seguro que te va a encantar》pensó para si mismo.
Inmediatamente después de lo ocurrido, el joven lleno de furia y rencor tomo cuatro manzanas (aun con excremento) y se dispuso a preparar la receta para el dichoso pie. Ya no existía una línea clara de los limites y la maldad humana cuando Demont se enfadaba con su madre. Era como si el tiempo se detuviera.
El ruido de los colibrís en el torcido árbol de su granja no existía, el agradecimiento de Martha no existía, el comportamiento de llevar una vida llena de amabilidad y abundancia con los demás como siempre lo hacía no existía. Solo el odio y la repulsión hacia su madre. Siempre a solo de tres horas de haberse peleado con su madre olvidaba el asunto como si de su padre se tratase.
Tomó sus guantes de cocina y retiró el pie de manzana del horno en un ademán de desagrado sin antes haber tragado de su saliva fuertemente de manera nauseabunda devido a su acción. Ni perezoso ni loco tomo el pie y de inmediato se lo llevo a su madre con un par de tropiezos durante la corta distancia y las manos llenas de nerviosismo al igual que su forma de actuar, suspiro con euforia y tomo la horca dispuesto a acabar con la vida de su madre.
—Madre, aqui esta el pie— dijo Demont cabizbajo, su maman tomo el pie y se dedicó a comerlo arriba de la alacena floja, similar a un cerdo para ojos ajenos.
—Jugoso, delicioso, cremoso ¡Delicioso!— mencionó su madre entre jadeos de placer. Lo cual le dii agallas a demont de mostrar al aire libre la enorme horca.
—Estás... Comiendo... ¡Mierda!— dijo Demont en un intento ridículo de atacar a su madre con la pesada horca ambas manos de su madre se cruzaron para detener la herramienta de manera fácil.
—Idiota ¿Crees que puedes conmigo? No sabes hacer nada, eres guapo claro como tu madre ¡y planeas matarme! Idiota... Idiota... Idiota, Idiota... Id— su madre dejo inconclusa la repetitiva frase debido a una ola de vomito que callo directo en Demont que de inmediato al sentir el tacto del vomito en sus orificios nasales y oídos replicó la acción de su madre, como una reacción de vomito en cadena.