Gritos de la libertad

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Mis voces aun no han sido escuchadas, mis silenciosos gritos son diminutos y la carencia va en aumento, es posible que exista una máxima debilidad de irme a dormir y seguir en el desesperado descanso, descanso que aun estando en modo "inmovilidad" me deja agotada. 

Un cuerpo durmiente junto a unas ganas casi infalible, casi inaudita. Ganas de brillar, pocas posibilidades de crecer ante una dormida esperanza y desde luego una fe falta de luz, ausencia de los gustos de Jesús, y desde luego vacío donde habitaba el Espíritu Santo. Irremplazable gracia, pero poseo una penuria en mi corazón, una penuria de Dios. 

El diario de una inconstante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora