Acto 2.

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— Miguel, ven aquí, Simón dale tu espalda para que escriba.

— Bueno.

Miguel sacó una pequeña libreta y se acomodó en la espalda de Simón listo para anotar.

— Para mi amado Kubo, creó que es momento de decirte lo que por tiempo me callé, esta noche en la fiesta de Simón, te esperaré detrás del árbol de manzanas donde compartimos un beso, será ahí cuando te diga todo esto que callé.

— Espera, ¿Qué es esto Marco?

— Tu amigo Kubo fue a buscar a Marco y le dijo que se alejara de ti o confesaria su secreto.

— ¡Cierra tu puta boca Simón!

— No pienso hacer esto, ¿Al menos Leo sabe lo que intentas hacer en su nombre?

— Sabe que buscó venganza y me esta ayudando a preparar la sorpresa. Así que pon de tu parte y dame esa nota.

— No lo haré Marco.

— ¿Qué has dicho?

— Que no te voy a dar la puta nota, no mientras quieras hacer daño a alguien.

— ¿Acaso vamos a tener problemas?

Marco empujó a Miguel haciendo le retroceder.

— ¿Tienes algún asunto pendiente? Miguel, has llegado tan lejos, ¿Por qué ahora me estas jodiendo? Normalmente te daría una puñetazo y todos aquí podrían mirar.

Miguel miró su alrededor, muchos chicos de su escuela se habían detenido para ver que pasaba entre ellos.

— Pero me siento como alguien bueno hoy, tanto que te daré unos consejos. Así que escucha, ¡Perra!

— Marco.

— Si te faltan huevos puedes ir y jugar muñecas, deja que tu mami preparé tus postres o podrías venir y fumar, mezclar algo de Coca cola y ron.

— Podrías conducir mi porsche.

— Cariño, ¿Qué estas esperando? Es tiempo que pruebes que ya no eres un perdedor.

Miguel bajó la cabeza y apretó la nota, que fue fácilmente arrebatada por Marco y entregada a Simón que sonrió con malicia, Miguel no les detuvo se quedó escuchando a Marco.

— Ese chiflado no es tu amigo, puedo decirte que al final, si él tuviese la oportunidad te dejaría para que te pudrieras. — Marco le dio la señal a Simón y este con paso tranquilo se fue a buscar a su víctima.  — Por supuesto, si no te interesa. ¡Bien! Ve a trenzar su cabello, ¡Tal vez estén dando plaza Sésamo!

— Marco, baja la voz.

— No Miguel, o te olvidas de ese fenómeno y te quedas conmigo, ¡vamos a destrozar el césped de alguien!

— Estas loco.

Miguel río ante la última ocurrencia.

— Cariño, ¿Qué estas esperando? Es tiempo que pruebes que ya no eres un marica. — Marco se acercó lo suficiente al cuerpo de Miguel y colocó su brazo izquierdo en sus hombros. — Puedes unirte al equipo de o puedes quejarte y llorar como una perra, puedes vivir el sueño con nosotros, ¡O puedes morir sólo! Recuerda que puedes volar con Águilas o si prefieres puedes seguir fastidiandome ¡Y terminar como él!

Miguel se alejó de Marco, esté se quedó de brazos cruzados sonriendo, Miguel quería encontrar a Simón, pero cuando pasaba por su salón un emocionado Kubo le evitó seguir caminando.

— ¡Miguel, mira! ¡Leo me quiere ver en la fiesta que hará Simón hoy! Hasta Simón me vino a entregar la nota y me invitó personalmente. ¡Es una prueba de que ha estado pensando en mi!

— Estoy tan emocionado.

— ¡Estoy tan felíz! Se lo tengo que decir a Teodora.

— Sí.

Marco esperó que Kubo se alejara, lamio sus labios y juntó con Kubo caminó hasta estar a un lado de Miguel nuevamente.

— Cariño, ¿Qué estás esperan...

— ¡Callate Simón!

— Es tiempo de que pruebes que ya no eres patético Miguel.

Amor en el 20.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora