________ se muda a Karmaland, para comenzar su nueva vida, una tranquila, donde ella quiere pasar por desapercibida, pero su llegada llama la atención de todos.
¿Será capaz de huir? ¿Alguno ganara su corazón, de la peor forma?
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Alexby le había ayudado a construir, pero ella no podía vivir en un lugar pequeño, no podría meter sus cosas, por lo que decidió expandir su casa, tenía en mente un establo pequeño para Artemis, dejarlo amarrado afuera, no era muy seguro, decidió minar un poco, para conseguir algunos materiales, después iría al pueblo, por cosas de decoración.
En el otro lado del pueblo, nueve chicos se encontraban en una heladería, mientras platicaban cosas triviales.
—Hombre, ¿Qué le pasa a todo el mundo?—Pregunto el de ojos Violeta.
—¿No te enteraste? —Pregunto el psicólogo, mientras que él otro negaba. —Hay una nueva chica
—Escuche a unos pueblerinos, decir que es guapa —Dijo él teñido
—Y no mienten, es muy atractiva...—Dijo Fargan, mientras comía su helado. Este se ganó las miradas de todos. -¿Qué?
-¿Ya hablaste con ella? -Pregunto él pelirrojo
-Si, también Willy y Alexby
-Tiene lo suyo -Dijo con simpleza el de boina.
Todos miraron a Alexby, esperando que dijera algo.
-E-eh, es agradable, ayer que estuve con ella, me pareció divertida y agradable
-¿Eso es todo, zorra? ¿No dirás qué es linda o algo? Danos detalles, hombre...
-P-pues...
La campanilla de aquel lugar sonó, captando así la atención de algunos, sorpresa fue al verla a ella, algunos se quedaron sin palabras al verla, mientras que Mangel golpeó el hombro de Rubius para que esté la viera, ya que estaba concentrado en su helado.
-Vale, ya entiendo porque hablan de ella -Dijo él ser de miel
La chica se sentó lo más alejada, no quería tener más contacto con nadie más, pues había notado que sólo la miraban los chicos del pueblo, lo que le hacía pensar en esa maldición, pero rápidamente la descartó, quería pensar que la miraban por intriga y que pronto se les pasaría, pero debía tomar precauciones, como no tener mucho contacto con chicos, evadirlos si es posible.
-Hola
La chica alzo la vista, para encontrarse con un chico alto, de orejas se oso, miró atrás de él, encontrándose con ocho chicos, que la miraban curiosos.
—Hola
—¿Cómo te llamas muyaya?
« ¿Muyaya? »
—_______ ¿Y tú?
—Rubius —Sonrio, mientras jalaba una silla a la mesa de ella. —¿Puedo sentarme, cierto?
—Si —Dijo correspondiendo la sonrisa. —También pueden sentarse aquí —Esta vez, mirando a los chicos, quienes sonrieron por eso.
Su plan se había olvidado, por todas las risas que soltaba esa tarde, algunos la miraban con una sonrisa boba, otros simplemente la miraban curiosos, pero... Quien diría que con esa invitación, ella conocería lo que es la verdadera locura, lo que era temer por su vida.
