M E A T R A E S ( Finn Wolfhard y Tú)

Capítulo 22

— Viaje —

Narra T/N:

Enfrente mío tengo a Aidan hablando de los lugares a los que podríamos ir. Los hoteles en los que quizá nos hospedaríamos y el recorrido. Hasta que mi celular comienza a sonar.

— Lo lamento — pronuncio — ¿Me permites contestar? — asiente —.

— Adelante — dice con una sonrisa —.

Contesto.

.::: En la llamada :::.

— ¡Hermana! — escuchar su voz me da felicidad —.

— George, ¿cómo estás? ¿Ocurre algo? — este hace una pausa musitando un “Ah” pero pronto se escucha la voz de mi madre de fondo —.

— ¿Cooper? ¿Eres tú? — el tono de su voz, la manera de hablar. Me daba índice de que estábamos cambiando y para bien. Es decir... ¿Acaso tomó en cuenta las palabras que le dije? —. Me alegro que contestarás. Realmente quería saber cómo estabas y saber cómo te va — me atraganto con mi propia saliva al saber que finalmente le importo —.

— Pues... Me encuentro genial — sonrío —. ¿Tú estás bien? —.

— Estupendo. Bueno, el motivo de mi llamada era — carraspea —. Para decirte que John y yo vamos a casarnos y la boda será dentro de dos días y ¿quisieras llevarme al altar? — no puedo contener la emoción al saber eso. Mi madre está retomando su camino, a uno correcto. Aunque no podré ir, tengo que ir de viaje con Aidan. ¡Demonios! —.

— Mamá me gustaría ir. Demasiado pero... Iré de viaje con un amigo. Estaré fuera de la ciudad un par de días — escucho ese sonido de decepción. Hasta que Gallagher toma mi celular para seguir respondiendo —. Hola, mucho gusto conocerla señora Cooper, mi nombre es Aidan, Aidan Gallagher. Me daría demasiado gusto asistir a su boda y por el viaje no se preocupe. Estaremos ahí presentes dentro de dos días — no puedo creer que haya dicho eso —.

— Bueno, mucho gusto Aidan. Te agradezco demasiado contar con tu apoyo — este sonríe —.

— No se preocupe. Que tenga un buen día —.

.::: Fin de la llamada :::.

— ¿Acaso estás loco? — musito y me entrega mi celular —.

— Cooper no te preocupes. El viaje es lo de menos, lo importante es que estemos juntos — toma de mi mano. Su pulgar la acaricia. De cierta forma me incomodo hasta que la beso tal como nos conocimos, dejándome impactada y sonrojada —.

— S-Si, ti-tienes razón — este carcajeó al ver que tartamude —.

— Eres tan tierna cuando actúas inocente — posa su mano sobre su mejilla con esa mirada dulce —. Eres como un cuento de hadas — le doy un trago a mi café —.

— Bueno. Supongo que hay que despedirnos — este cambia su semblante por completo (desconcertado) —.

— ¿Por qué? ¿Tanto tiempo hemos pasado hablando? — niego —.