Esa noche nadie cenó, solo tenían sueño, pero antes de irse a dormir, investigaron y estudiaron cosas del libro, para estar más preparados, hasta dormirse.
A la mañana siguiente, cuando iban a ponerse la ropa, no encontraron su ropa habitual, lo único que tenían eran esos ropajes de colores y texturas diferentes a los que solían usar. Era ropa de invierno, frío, ni era invierno. Se pusie ropa yqr encima unos abrigos muy chulos. Parecía que no abrigaban nada pero al ponérselos, descubrieron que daban bastante calor. La ropa estaba hecha de una extraña tela que les encantó. Al lado de las camas encontraron unas botas, cómo no, de nieve que les llegaban hasta las rodillas. Al terminar de vestirse, se dirigieron a la sala de reuniones para desayunar.
-Vaya, parece que no soy la única que se ha despertado sin saber dónde está su ropa -comentó Marina.
-Si nos han hecho vestirnos así será por algo -razonó Elisabeth.
-Creo que tiene que ver con nuestra misión -dedujo Leticia.
-Bueno, vamos a desayunar y a coger energías -dijo David que ya se había sentado a desayunar.
-Tienes razón, me huelo a que hoy va a ser un día duro -añadió Marta.
Terminaron de desayunar, unas deliciosas y desconocidas frutas, (mucho más apetecibles que insectos desde luego), cuando apareció la Dama Yang.
-Buenos días, ¿habéis dormido bien?, necesitaréis fuerzas para esta misión.
-Sí, pero ¿por qué vestirnos así? -preguntó Eva.
-Porque para esta misión tendréis que ir al Polo Sur -los chicos parpadearon confusos al oír estas palabras, prosiguió- tenéis que ir al Polo Sur para conseguir el Arco de Hielo o "Teriacuth". Teriacuth es un arco con flechas de hielo interminables que matan a la primera den donde den.
-Adivino -intervino David- ese arco es para mí y le entregó el poder mi padre.
-Tu madre -corrigió riendo al ver la expresión de David- sí, exactamente es eso. Ese arco y sus flechas son para ti, buena suerte.
La Dama Yang levantó la mano y les tele-transportó al Polo Sur. Se sorprendieron al ver que de pronto estaban en su lugar de destino.
-Bueno, vamos a buscar, pero tened cuidado -murmuró Eric.
Estuvieron toda la mañana andando por la nieve sin suerte, decidieron parar a descansar cerca de un gran lago.
-Esto es mucho peor que el desierto -protestó Leticia exhausta.
-Propongo que nos quedemos aquí a comer -comentó Marta.
-Yo creo que nos deberíamos parar hasta mañana por la mañana, cuando tengamos más fuerzas -propuso Eric.
-Tienes razón, se avecina una buena -dijo Elisabeth.
Todos asintieron. David hizo una especie de iglú muy confortable, Eva hizo crecer, aunque no con mucho éxito, una enredadera para mantenerlos en calor y formó unos troncos resecos para que Elisabeth hiciera una fogata. Estaban congelados y hambrientos. Cogieron algunas bayas que colgaban de las enredaderas y planearon la búsqueda del próximo día.
-Pasaremos por encima del lago para atajar y no tener que rodearlo, yo hiré primero -añadió David.
-Me parece bien, pero ahora vamos a descansar, mañana será otro día muy duro -bostezó Marta adormilada.
Con esto, todos se tumbaron y en poco tiempo sus respiraciones se volvieron tranquilas.
A la mañana siguiente salieron decididos de la "tienda de campaña" para comenzar su búsqueda. Recogieron las bayas sobrantes y comenzaron a caminar. Fueron en fila india hacia el lago para no perderse ya que había un poco de ventisca.
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Círculo de Magos La unión
RandomUn grupo de adolescentes se conocen, destinados a ello. En cuanto se conocen empiezan a sucederles y a descubrir cosas extraordinarias. Descubren que son personas especiales y que necesitan su ayuda en un mundo nuevo que resulta ser el suyo, al que...